Este pequeño amuleto de forma ovalada lleva por nombre Daruma. Se caracteriza por estar fabricado de madera o papel maché, tiene dibujada una cara, pero le faltan los ojos. Tan sólo trae dos círculos blancos que se corresponderían con las cavidades oculares. Este carece de brazos y de piernas. El color predominante de este objeto suele ser el rojo y trata de representar la imagen del fundador del budismo zen, el monje Bodhidharma. Según cuenta la leyenda, este religioso se pasó nueve años seguidos meditando en solitario en una cueva, como permaneció gran parte de su vida en la misma posición sin moverse, se dice que es por eso que le cayeron tanto los brazos como las piernas. Y por si esto fuese poco, la fábula contempla que también decidió arrancarse los párpados para evitar adormecerse. La persona que recibe esta figura como regalo o que la ha autorregalado, tiene que comprometerse a pintarle uno de los ojos a este objeto una vez que tenga decidido el deseo que quiere pedir. Así, cuando nos marquemos una meta en concreto y esta sea viable, procederemos con este ritual. Pero no bastará con pintar el ojo y listo, habrá que poner de nuestra parte, ser constantes, poner todo nuestro trabajo y empeño en ese propósito. El Daruma deberá colocarse en un lugar visible, ya que nos aportará la motivación que necesitamos para lograrlo, porque cada vez que lo veamos no perderemos de vista el objetivo.

Si todo va bien y conseguimos aquello que deseamos, habría que pintar el ojo que falta para mostrar nuestra gratitud por haber hecho realidad el tan ansiado sueño. Cuando lleguemos hasta aquí podemos guardarlo como recordatorio o trofeo para recordarnos que a veces aquello que parecía imposible puede acabar haciéndose posible, o de lo contrario podemos seguir los pasos tradicionales y quemar el amuleto al concluir el año viejo o al iniciar el nuevo. Los japoneses celebran la ceremonia Daruma Kuyo, que consiste en regresar al templo para quemar dichos amuletos. Esto se hace para agradecer la ayuda prestada. Una vez aquí es posible volver al punto de partida y comprar un nuevo Daruma para marcarte un nuevo fin. Aunque el más conocido es el de color rojo que va asociado a la suerte, existe el de color violeta, amarillo, dorado, blanco, etc., al que se le atribuyen diferentes significados. Por ejemplo, el violeta es el que está vinculado a la salud y el amarillo con la seguridad.

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