El enrojecimiento de los ojos, también denominado popularmente como "ojos rojos" u "ojos inyectados de sangre", se presenta cuando pequeños vasos sanguíneos de la superficie del ojo se dilatan, se hinchan y se saturan de sangre, aportando una apariencia rojiza a las zonas que, habitualmente, son blanquecinas y claras. Este cambio de color se produce por la falta de oxígeno en la córnea o en los tejidos que recubren el ojo.

La causa más frecuente de su aparición es la presencia en el ambiente de un agente irritante externo llamado alérgeno. Los irritantes oculares más frecuentes son el polen (causante de numerosas alergias), el cloro de las piscinas, el polvo, el moho, los pelos de las mascotas, algunos perfumes y el humo de los cigarrillos.

Entre los síntomas más frecuentes asociados a los ojos inyectados en sangre se incluyen: lagrimeo, dolor, ardor y picor. Resultan molestos para quien los padece y suelen ser el motivo de acudir a la consulta del especialista.

Los expertos señalan que el aspecto de "ojos rojos" puede presentarse de dos maneras y en dos situaciones diferentes:

1- Inyección conjuntival describe la situación en la que los vasos sanguíneos de la conjuntiva se encuentran dilatados y aparecen más rojizos, debido a la existencia de un mayor flujo sanguíneo en la zona afectada.

En este caso, la conjuntiva presenta un color rojizo, en lugar del blanquecino habitual, debido a la excesiva dilatación de los vasos sanguíneos de la zona. Las causas de aparición son variadas: un leve traumatismo local, una irritación causada por el aire contaminado, como proceso secundario a conjuntivitis alérgicas o a conjuntivitis infecciosas y por la existencia de otras enfermedades subyacentes (como blefaritis, iritis, abrasión corneal o uveítis), a la presencia de objetos extraños en la córnea y en la conjuntiva o a la existencia de úlceras e infecciones corneales.

2- Hemorragia conjuntival o subconjuntival, que describe la presencia de manchas de color rojizo debido a la existencia de pequeñas hemorragias que persisten en el interior de la conjuntiva.

El aspecto de los ojos se asemeja a una especie de "mapa" formado por la dispersión que sufre la sangre al "salirse" de los vasos sanguíneos, conformando manchas de color rojizo. Suelen presentarse de manera espontánea y los afectados solo ven el resultado, no el inicio del proceso de su formación. También suelen desaparecer espontáneamente, tal como se han presentado, al cabo de unos días.

Estas hemorragias conjuntivales o subconjuntivales no suelen tener importancia, considerándose banales. Las causas pueden ser tan variadas como la administración de medicamentos anticoagulantes, accesos de tos bruscos o esfuerzos físicos intensos que alteran la propia capilaridad del vaso. En ocasiones no existe ninguna causa aparente que pueda considerarse determinante en su aparición.