Para que estilo y comodidad hagan las paces

cristinismos

Todavía no me había recuperado del subidón de felicidad de la tendencia de las deportivas con todo, que llegó la pandemia y con ella los looks homewear 24/7.

28/04/2023

Durante los 3 meses de confinamiento no me vestí de calle ni un solo día para estar en casa, de la misma manera que tampoco me quedé todo un día en pijama. Cumplí a diario con mis rutinas spa, que las llamo, (ducha y beauty) pero no me maquillé en ...

Durante los 3 meses de confinamiento no me vestí de calle ni un solo día para estar en casa, de la misma manera que tampoco me quedé todo un día en pijama. Cumplí a diario con mis rutinas spa, que las llamo, (ducha y beauty) pero no me maquillé en absoluto y mi aspecto me gustó todos los días sin más aderezo que el tándem suero+hidratante. 3 años más tarde sigo sin aplicarme base de maquillaje.

Descubrí en el hábito de ir cómoda todo el día, un hábito que ya practicaba (nada más entrar por la puerta de casa, siempre y desde siempre me pongo ropa cómoda y me quito hasta el reloj), un placer que me atrapó porque hizo mis días más agradables. Teletrabajo, lecturas, series, películas, encuentros virtuales, orden, cocinar, hedonismo en estado puro…

Obligaciones combinadas con pequeños placeres cotidianos formaron parte de nuestras rutinas a diario durante 3 meses y el hecho de poder sentirme cómoda en mi "espacio físico" hizo que me sintiera a gusto en mi "espacio mental". Que es exactamente lo que me pasa en el día a día: si no voy cómoda vestida mi mente me boicotea y no funciono con la misma fluidez, ni soy tan productiva, ni me siento con la misma energía y ni soy accesible para con el entorno y es por estos motivos, entre otros, que a la hora de vestirme priorizo siempre la comodidad.

De hecho la palabra "comodidad" es mi segunda palabra favorita (la primera, si ya me conoces, sabrás que es "disfrutar") y es que considero que siempre se disfruta el doble de lo que sea si además te sientes cómoda.

En moda, cuando hablo de comodidad -y teniendo en cuenta que soy una persona kinestésica- me refiero, por una parte, a sentirte a gusto a nivel de movimiento porque la prenda reúna requisitos como no ser ajustada (no soporto ir ceñida) o que el tejido sea agradable (hay tejidos desagradables al tacto). Y, por otra parte, me refiero a sentirte a gusto a nivel mental porque la prenda te haga sentir atractiva (y no ridícula), arreglada (y no disfrazada), contextualizada (y no fuera de lugar); es decir, que te sientas bien con lo que llevas puesto, lejos de tendencias o de consejos gratuítos.

Desde mi punto de vista la comodidad no está reñida con el estilo. Intento transmitir estilo en los looks, independientemente si estos son para estar por casa, para salir a la calle, trabajar en el cole o ir a la playa. El denominador común de los looks que escojo es la comodidad y en base a esta los creo, pero no me olvido de transmitir en cada uno de ellos una esencia de quién soy o de cómo me siento; en definitiva, intento dar a conocer una parte de mi personalidad y de mi actitud ante la jornada (e incluso la vida) con mi estilo propio.

Y, al menos en mi caso y de manera casi automática, en el momento en el que escoges un look cómodo respetando tu estilo te sientes bien y te ves mejor. Si bien es cierto que hasta escoger el look cómodo-estiloso, llámemosle así, paso por looks que no me encajan del todo o nada, acabo el proceso satisfecha y, en los intentos fallidos, confirmo que cuando no me siento cómoda no soy yo quien lleva la prenda sino la prenda a mí y es un matiz que, si eres observadora, es fácil detectar en looks ajenos.

Para días señalados como algún evento, fiesta, boda… la prioridad no varía: escojo prendas con las que me siento cómoda y -se viene tip- quizá todo el look junto no lo vuelva a usar pero intento comprar prendas y accesorios que por separado seguiré usando en otros looks.

Sientan mejor las compras cuando se hacen con perspectiva de alargarles la vida. Para las que como yo tengáis la oportunidad de cambiar partes de vuestro look al llegar al trabajo y sentiros así más cómodas durante la jornada, os comparto que nada más entrar en clase (soy maestra de ciclo inicial) cambio mi calzado por unas Ugg en invierno y unos Crocs en primavera, me pongo la bata (he comprado de muchos tipos durante los 15 años que hace que soy maestra y la que más me gusta y pongo resulta que no es una bata sino un delantal), me pongo un polar de pelo suavísimo que todos los niños quieren tocar y me recojo el pelo o parte de él con una pinza acorde al look. Y puedo asegurar que sentirme así de cómoda durante la jornada hace que me sienta como en casa y, como consecuencia, muy a gusto.

Más arriba he mencionado que así que entro en casa me pongo ropa cómoda. Voy directa al vestidor, me desvisto y me pongo unos pantalones y camiseta de confianza junto a los zuecos con calcetines y empiezo con actitud la gimcana casera que tengo por delante. Y para dormir, he descubierto los pijamas de Snoopy y Mafalda que se han convertido en mis favoritos, tanto por lo cómodos que son como por lo monísimos.

Tengo 3 looks para estar en casa: el que me pongo nada más llegar para poner check a lo que me conviene, el que me pongo para hacer lo que me apetece y el de dormir.

Mi regla número 1 para el hogar siempre ha sido: no importa quién venga y a qué hora venga pero que no me pille en un renuncio (y esto es aplicable tanto a los looks como al orden).

Hay un libro que he leído ya dos veces y voy por la tercera: Hygge. La felicidad en las pequeñas cosas. El concepto "Hygge" se traduce como lo acogedor, extrapolado al hogar, la luz, la comida, la bebida y… la ropa. Prendas holgadas, agradables al tacto, de colores neutros y calentitas (el concepto Hygge es danés) es la idea. A mí, además, me gusta combinar prendas que abriguen y que no: un cardigan de lana con pantalones largos de seda; el contraste de los dos tejidos me gusta muchísimo.

También me parece muy agradable llevar zuecos de pelo por fuera y por dentro sin calcetines y descalzarme y poner los pies directamente en la alfombra de algodón con textura mientras leo; la sensación es muy placentera.

Puedo decir que llevo a los looks para estar en casa el estilo que llevo para la calle y parte de este estilo viene dado por el confinamiento. Por un lado, ir en zapatillas todo el día me convirtió en fiel usuaria de la tendencia de los zuecos y las sandalias con calcetines, algo que a día de hoy sigo usando en mis looks porque desde mi punto de vista anima el look. Y, por otro lado, la comodidad de los pantalones anchos volvió a mí para quedarse y digo "volvió" porque recuerdo perfectamente hace 20 años cenar en casa con amigas y estar vestida de calle pero con un pantalón homewear. Y es que nada me parece más cómodo que ir holgada de cintura para abajo. El tan famoso look de Carrie Bradshaw la noche de fin de año en la primera película lo confirma.

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Cuando mejor me lo paso es creando looks para bajar a la playa y es que me fascina hacer combos para este tipo de outfits. Hay una idea que siempre me ha chirriado escuchar y es cuando alguna prenda se queda obsoleta, deteriorada o ha dejado de gustar hay personas que la usan para la playa o para estar en casa; "Esta prenda está pasada de moda/rota/ya no me gusta" Solución: playa o casa.

Me chirría y me hace gracia a la vez. Lejos de criticarlo me parece curioso, ya que yo llego a dedicarle más tiempo a crear un look para la playa que para ir a trabajar.

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Sombreros de diferentes tipos, pareos colocados de diferentes maneras, combos de colores, mix de tejidos, bolsas, bikinis, gafas de sol, collares… Para este verano me he comprado un cojín tan cómodo y top que estoy deseando mostrarlo en redes y mencionar la marca! (no es collab) Hace años que disfruto muchísimo comprando prendas para estos momentos veraniegos sintiéndome muy cómoda con todos y cada uno de los looks.

En un podcast escuché a un maquillador decir que la belleza debe tener un encuentro con la comodidad para que sea disfrutable; pues bien, cambiamos belleza por moda y suena igual de atractivo el concepto en sí.

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