La ubicación del hotel Puntagrande es privilegiada, construido sobre una lengua de piedra volcánica en la isla de Hierro. Pero su fama le viene por otra cosa. En 1984 entró a formar parte del Libro Guiness, como el hotel más pequeño del mundo. Cosa que no es de extrañar, ya que este diminuto hotel, conocido en la isla como `el hotelito´, tan solo cuenta con cuatro habitaciones.

Un lugar así, no puede más que ser un sitio en el que se respira relax, paz y mucha calma, rodeado de un entorno maravilloso, en el que la naturaleza es la protagonista y la vista de cualquier ventana.

Un edifico con historia

El edifico en el que se encuentra el hotel data de 1830. Una pequeña casa de 40 metros cuadrados a la que pronto se le levantó una segunda planta y que se convirtió en el centro del comercio de la zona, ya que allí se almacenaba vino, frutas y otros productos que luego se exportaban al resto del mundo. En 1948, Francisco Padrón se enamoró del lugar y años después lo convirtió en un bar-restaurante. No fue hasta 1975 cuando se planificó convertirlo en un hotel.

Su diseño se proyectó para que el edifico se integrara totalmente en su entorno, utilizando incluso materiales que se encontraban cerca, como leños nobles, que se pueden ver en varios puntos del edificio, o las piedras de lava con las que se construyeron los muros del hotel. Las cuatro habitaciones del hotel están decoradas de forma sencilla con un estilo natural, con madera y piedras del lugar y con motivos marineros.

Cuatro habitaciones y dos apartamentos

Junto al edificio del hotel se construyeron los Apartamentos Puntagrande. Dos acogedoras casitas que permiten ampliar el número de huéspedes del hotel. Con una decoración muy moderna y colorida, estos apartamentos cuentan con baño privado, cocina, comedor y zona de estar. Y en su parte superior cuentan con una terraza solárium con maravillosas vistas al océano.

Declarado Bien de Interés Cultural por el Consejo de Gobierno de Canarias en 2019, lamentablemente el hotel Puntagrande, acaba de anunciar su cierre para inicios de 2024. Así que si no quieres perderte la experiencia de dormir en el hotel más pequeño del mundo, descubrir las maravillas de la isla del Hierro, despertarte con el rugido del Atlántico y relajarte como nunca antes lo habías hecho, date prisa. Todavía estás a tiempo y aún cogen reservas.

Su situación es inmejorable, sus vistas increíbles, pero lo mejor de todo es la paz y la calma que se respira en el lugar. Un lugar en el que solo pueden alojarse adultos, quizás por aquello de no romper el silencio con los gritos o el correteo de los más pequeños.