Los especialistas señalan que, entre los procesos fundamentales en fitoterapia, destacarían: 1-La recolección es el proceso que permite obtener la parte de la planta que va a ser utilizada posteriormente. Esta parte se separa de la planta en el momento de la recolección o se corta una parte de la planta ...
Los especialistas señalan que, entre los procesos fundamentales en fitoterapia, destacarían:
1-La recolección es el proceso que permite obtener la parte de la planta que va a ser utilizada posteriormente. Esta parte se separa de la planta en el momento de la recolección o se corta una parte de la planta y después se separa lo que interesa.
El periodo de recolección comienza en abril o mayo y se puede prolongar hasta octubre. En algunas especies se realizan varias recogidas por temporada (tomillo, menta, lavanda o hipérico, por ejemplo). Puede ser silvestre o proceder de cultivo y se puede realizar de forma manual o mecánica, fundamentalmente.
Debe realizarse en el momento adecuado, que puede variar en función de cada especie. Suele coincidir con el periodo de floración o ser inmediatamente anterior. También es importante adecuar la hora del día porque la planta debe encontrarse sin la humedad de la noche y ser recogida antes de las horas más calurosas.
El momento óptimo para la recolección se relaciona con la parte de la planta que interesa y se considera el factor clave para obtener la calidad y riqueza de principios activos. De manera general, las hojas jóvenes se recogen cuando están completamente desarrolladas justo al inicio de la floración. Las flores cuando están totalmente abiertas y frescas. Los frutos se recogen cuando están maduros y las raíces cuando se encuentran totalmente desarrolladas y vigorosas.
2-El secado. Es importante que se realice a la sombra, en un lugar bien ventilado, sin polvo ni humedad. Se debe extender la planta sobre una superficie limpia y seca, empleando, si fuera necesario, papel secante o tela de algodón o lino, para aislar la planta de la superficie.
Pueden emplearse secadores y ventiladores industriales procurando que la planta quede bien separada y no amontonada. Se recomienda removerla diariamente, comprobando que no contiene parásitos ni microorganismos.
3-La conservación. Es preciso realizar el almacenamiento cuando se encuentre seca. Se recomienda ubicarla en un lugar seco y limpio (el exceso de humedad causa el deterioro progresivo de las plantas medicinales), sin refrigeración, a la sombra y evitando la exposición a las radiaciones solares directas.
Los envases más recomendables son los de vidrio y cerámica, opacos y cerrados. Cuando se almacenan grandes cantidades se recomienda emplear sacos con adecuadas propiedades para la protección. En estas condiciones las plantas pueden tener una vida útil de un año o más. Siempre hay que indicar en el envase la parte de la planta de que se trata, el lugar de recogida y la fecha de envasado.
La pérdida de sus características y propiedades se puede apreciar por el cambio de color, aroma o sabor cuando se compara con el habitual. Si esto sucede, es necesario desecharlas para evitar problemas e infecciones, por ejemplo.