Estamos a dieta pero nos gusta salir a comer fuera. Y sobretodo sin renunciar al placer. ¿Que hacemos? El restaurante madrileño Bodega de los Secretos nos da seis normas de oro para mentener este equilibrio con todo el sabor. 1. Prepararse antes de salir Ir con mucha hambre tanto a comprar como al ...
Estamos a dieta pero nos gusta salir a comer fuera. Y sobretodo sin renunciar al placer. ¿Que hacemos? El restaurante madrileño Bodega de los Secretos nos da seis normas de oro para mentener este equilibrio con todo el sabor.
Ir con mucha hambre tanto a comprar como al restaurante es mala idea. Tomar un snack ligero antes de llegar al restaurante -una fruta, un yogur griego natural o incluso un caldo vegetal- para evitar que la ansiedad nos lleve a pedir más de la cuenta es una buena idea. Llegar con el estómago parcialmente saciado favorece decisiones más conscientes.
Entre las opciones más "fit" para abrir boca están los encurtidos, los boquerones en vinagre, el jamón ibérico, los mejillones o un buen salpicón de marisco. Hay que evita frituras, hojaldres y rebozados. Y en cuanto a la bebida, si el vino tinto se impone, que sea una sola copa; si preferimos algo más ligero, el zumo de tomate o el agua con gas con limón son aliados perfectos.
Una ensalada fresca o verduras a la plancha son la elección ideal. Su alto contenido en fibra, además de saciar, requiere una masticación que nos ayuda a ralentizar el ritmo de ingesta. Eso sí: atención al aliño. Mejor si lo controlamos nosotros: aceite de oliva virgen extra con un toque de limón o vinagre balsámico ligero.
La sencillez es la clave. Mejor apostar por elaboraciones al horno o a la plancha, sin salsas pesadas. ¿Y la guarnición? Verduras, ensaladas o una patata asada son buenas compañeras de plato. Podemos pregunta cómo lo preparan: el camarero está para ayudarnos.
La fruta de temporada o un sorbete sin alcohol pueden ser el broche ideal. Si eres de los que necesitan un toque dulce, una infusión con miel y limón puede ser suficiente. Y si no puedes resistirte a un postre más goloso… compártelo.
Disfrutar con calma no solo eleva la experiencia, sino que permite al cuerpo registrar antes la saciedad. Comer sin prisas ayuda a controlar las porciones y mejora la digestión.
Situado en una bodega del siglo XVII, este templo de la cocina mediterránea contemporánea sorprende tanto por su carta como por su atmósfera única: un oasis de paz y elegancia bajo el bullicio del centro de Madrid.
Como platos equilibrados nos recomiendan éstos que combinan sabor, creatividad y ligereza:
Ceviche de corvina, aguacate, leche de tigre y espuma de mango (21 €): fresco, cítrico y vibrante.
Berenjenas en tempura con hummus de piquillos (18 €): un entrante con alma vegana y textura crujiente.
Pulpo a la brasa con aceite de pimentón y patata trufada (24 €): un clásico reinventado.
Como principal:
Lomo de pez mantequilla al horno con calabacín y emulsión de lima (22 €): suavidad y equilibrio en un solo bocado.
Tataki de bonito de Guetaria con aroma de lima y semicrujiente de verduras (23 €): una oda al Atlántico.
Solomillo ibérico con salsa de oporto, cuscús de hierbabuena y cremoso de apionabo (23 €): carne jugosa y matices herbales.
Para cerrar, una infusión digestiva o fruta fresca de temporada será tu mejor aliado.
Ubicado en la calle San Blas, 4, este restaurante de alma mediterránea y corazón histórico se alza como uno de los espacios más singulares de Madrid. Sus cúpulas, hornacinas y bóvedas restauradas invitan a disfrutar de una experiencia sensorial que va mucho más allá del plato.
Reservas: 914 29 03 96. Más información: bodegadelossecretos.com