Cuando planifiques tu menú diario puedes hacerlo pensando en tu salud hepática. Incluye frutas y verduras por su elevado contenido en vitaminas, antioxidantes y minerales. Elige verduras de color naranja, amarillo, púrpura y rojo (cítricos, ciruelas, sandía, brócoli, zanahorias o berenjenas) y consúmelas en crudo o poco cocidas. Evita el ...
Cuando planifiques tu menú diario puedes hacerlo pensando en tu salud hepática. Incluye frutas y verduras por su elevado contenido en vitaminas, antioxidantes y minerales. Elige verduras de color naranja, amarillo, púrpura y rojo (cítricos, ciruelas, sandía, brócoli, zanahorias o berenjenas) y consúmelas en crudo o poco cocidas. Evita el exceso de sal y utiliza ajo, cebolla y cúrcuma como ingredientes de tus platos elaborados.
Para conseguir ese objetivo, deberías evitar el consumo de alimentos grasos (huevos fritos o en tortilla con mucho aceite, embutidos, quesos curados y cremosos, nata, mayonesa, salsas grasas, ahumados, precocinados, etc.), azucarados (azúcar y dulces con azúcar añadido como la bollería industrial) y las bebidas alcohólicas y gaseosas.
Los especialistas aportan una serie de recomendaciones para cuidar el hígado entre las que destacarían:
1-Aumentar el ejercicio físico.
2-Beber líquidos abundantes, especialmente agua. Puedes consumir zumos naturales de frutas y caldos vegetales.
3-No abuses del azúcar refinado porque el hígado lo transformará en grasa y colesterol. Tampoco debes abusar de los edulcorantes artificiales. Si necesitas "azúcar" elige frutas frescas o miel.
4-Ingerir frutas y hortalizas frescas a diario. Verduras de color verde como acelga, lechuga, espinacas, brotes o germinados y verduras de tallo (cardo, puerro, apio). También la zanahoria, el tomate, la remolacha, rábanos, pimiento rojo, etc. Frutas frescas, directamente o en zumos (naranjas, fresas, piña, kiwi, etc.)
5-Comer carnes magras, huevos (sin exceso), pescado, pan integral, legumbres y lácteos (sin excesos). Evita las grasas saturadas o en mal estado sin excluir las grasas sanas. Opta por el aceite de oliva o de semillas.
6-Repartir la ingesta a lo largo del día sin saltarse ninguna comida. No pases hambre, pero tampoco comas si no tienes apetito.
7-Utilizar técnicas que no aporten grasa (cocción, plancha, asado, vapor o papillote, por ejemplo).
8-Cuidar tu intestino. Evita el estreñimiento y los platos recalentados o en malas condiciones higiénicas.
9-Comer pan. Mejor de cereales integrales (trigo o avena, entre otros) y bajo en sal.
10-Reducir el estrés y no utilizar la comida para reducir la ansiedad.
11-Evitar las dietas milagro, los alimentos precocinados y los que tienen muchos conservantes o pesticidas.
Algunos alimentos resultan muy indicados por sus propiedades diuréticas, desengrasantes, desintoxicantes, etc. y pueden ser incluidos en menús "sanos" que "cuiden" nuestro hígado. En esta línea se encuentran, entre otros: aguacate, ajo, alcachofas, berenjenas, calabacín, ciruelas, cúrcuma, diente de león, espárragos, lecitina, manzanas, papaya, piña, rábanos, remolacha, té verde, tomate, uvas o verduras de hoja verde (espinacas, acelgas, escarola, etc.).
Te proponemos unos ejemplos muy depurativos: alcachofas salteadas con ajo fresco, ensalada completa (espárragos, lechuga, aguacate, huevo duro, brotes de soja, diente de león, rábanos, remolacha y tomate), filete de pavo a la plancha con espárragos trigueros, berenjenas rellenas de merluza con tomate o macedonia de frutas (manzana, piña y naranja).