La otitis es una de las dolencias más comunes durante la infancia, ya que entre el 80% y el 90% de los niños puede sufrirla en sus primeros años de vida, según APE (Asociación Española de Pediatría). Precisamente durante el periodo estival, la otitis externa representa alrededor del 60 % de ...
La otitis es una de las dolencias más comunes durante la infancia, ya que entre el 80% y el 90% de los niños puede sufrirla en sus primeros años de vida, según APE (Asociación Española de Pediatría). Precisamente durante el periodo estival, la otitis externa representa alrededor del 60 % de las patologías óticas entre los niños de 2 a 12, según explica un estudio elaborado por el doctor Antonio J. Burgos, especialista en Otorrinolaringología del Hospital Quirón de Murcia. Los síntomas de esta suelen incluir dolor agudo, picor, sensación de taponamiento e incluso supuración o pérdida auditiva leve. Aunque en la mayoría de los casos es una patología leve, su recurrencia o falta de tratamiento puede derivar en complicaciones.
Episodios frecuentes de otitis media pueden provocar una pérdida auditiva temporal (a veces apenas perceptible) que, sin embargo, afecta a la atención, la comprensión
oral y la adquisición del lenguaje. En niños pequeños, esta pérdida auditiva puede generar retrasos en el habla o dificultades de pronunciación, lo que en ocasiones se confunde con falta de atención o problemas de aprendizaje. Por eso, los expertos insisten en que la salud auditiva debe estar integrada en las revisiones pediátricas periódicas, y en la importancia de que familias y educadores conozcan los signos de alerta para actuar a tiempo.
Con la llegada del calor y el aumento de la actividad acuática, las condiciones se vuelven propicias para el desarrollo de la otitis externa o "oído del nadador". Tal y como advierte el Instituto Hispalense de Pediatría, el contacto continuado del canal auditivo con el agua y la humedad favorece la aparición de infecciones, sobre todo en niños, cuyo oído es más sensible y todavía está en desarrollo.
A diferencia de otras infecciones del oído, la otitis externa suele estar provocada por la proliferación de bacterias u hongos en la piel del conducto auditivo, que puede verse alterada por el cloro de las piscinas, el agua salada o incluso por microlesiones causadas al secar los oídos de forma inadecuada. Los cambios bruscos de temperatura, la falta de ventilación y el uso de objetos como bastoncillos también incrementan el riesgo. Es por eso por lo que los especialistas recomiendan extremar el cuidado durante esta época del año, especialmente en niños que practican natación con frecuencia o pasan largos periodos en el agua.
El equipo de GAES Junior comparte con las familias una serie de recomendaciones preventivas que ayudan a reducir notablemente el riesgo de otitis infantil en verano: