Chanclas, playa y dolor en el pie: consejos de fisioterapeutas para evitar la fascitis plantar en verano

María Robert

Se trata de una de las dolencias más comunes de la época estival, causada por una combinación de cambios bruscos en el calzado, aumento de actividad y caminar por terrenos irregulares

01/08/2025

Con la llegada del verano, muchas personas aumentan su nivel de actividad física y pasan más tiempo al aire libre. Y aunque esto tiene numerosos beneficios para la salud, también favorece la aparición de una dolencia muy común en consulta: la fascitis plantar (o más correctamente, la fasciopatía plantar), advierten ...

Con la llegada del verano, muchas personas aumentan su nivel de actividad física y pasan más tiempo al aire libre. Y aunque esto tiene numerosos beneficios para la salud, también favorece la aparición de una dolencia muy común en consulta: la fascitis plantar (o más correctamente, la fasciopatía plantar), advierten desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).

"El problema no tiene que ver directamente con el calor o el verano en sí, sino con los cambios de hábitos que trae consigo: más movimiento, más carga para el pie y menos protección por el tipo de calzado", explica Guido Fabián Gómez Chiguano, fisioterapeuta del CPFCM, doctor en Ciencias de la Salud y experto en patología del miembro inferior.

Más movimiento, menos protección

Durante el año, muchos pies se acostumbran a una vida sedentaria y a calzados con una suela más alta en el talón que en la parte delantera. Esto implica que músculos como los gemelos, el sóleo (en la parte baja de la pantorrilla) y otras estructuras como el tendón de Aquiles y la fascia plantar permanezcan en cierto grado de relajación. "Pero esa diferencia de altura desaparece en verano y empezamos a caminar descalzos o usamos chanclas muy planas y flexibles", añade Gómez Chiguano. Esa disminución súbita de soporte y el aumento de la exigencia física hace que estructuras como la fascia plantar reciban más carga de la que están preparadas para asumir.

Otro factor clave es el terreno. Con el buen tiempo, aumentan las actividades en la playa o en entornos naturales con superficies irregulares, a los que el pie no está adaptado. "Hacer deporte sobre arena o caminar mucho sobre suelos irregulares activa con más intensidad toda la musculatura del pie y la pierna, y puede aumentar la tensión tanto en la fascia plantar como en el tendón de Aquiles", continúa Gómez Chiguano.

Así, la combinación de sobreuso, cambio de calzado y terrenos irregulares puede desencadenar esta dolencia, que más que un proceso inflamatorio propiamente dicho es en realidad una patología por degeneración del tejido. La sobrecarga asociada a estos factores es la gota que colma el vaso.

Consejos prácticos para aliviar el dolor sin parar tu verano

El objetivo no es dejar de moverse, sino hacerlo con conciencia y proteger los pies. Estas son las recomendaciones clave:

-Aplicar frío local sobre la zona dolorida durante unos 20 minutos varias veces al día, especialmente después de realizar actividad física.

-Evitar caminar descalzo o con chanclas planas y blandas. En su lugar, usar calzado deportivo con la zona del talón elevada o chanclas de montaña con suela rígida y el talón más alto.

-Elegir sandalias específicas para fascitis plantar o calzado con plataforma moderada en el caso de modelos más estéticos, siempre que no compriman los dedos ni carezcan de sujeción.

-Utilizar calzado técnico para cualquier actividad deportiva, incluso en la playa.

Estiramientos, un aliado directo contra el dolor

Además del calzado y el control del dolor con frío, Gómez Chiguano destaca la importancia del estiramiento regular del gemelo y el sóleo. El exceso de tensión en esta musculatura aumenta la tracción sobre la fascia plantar, favoreciendo la aparición de síntomas.

Los estiramientos deben realizarse entre cuatro y cinco veces al día, con una duración de 50 segundos por serie, de forma progresiva y controlada. Son sencillos y ayudan mucho en la recuperación.

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