Después de un día largo, muchas veces lo último que apetece es pensar en qué cocinar. Pero cenar cualquier cosa rápida o demasiado pesada puede influir en cómo duermes, cómo te despiertas y en cómo responde tu cuerpo al día siguiente. La buena noticia es que comer bien por la ...
Después de un día largo, muchas veces lo último que apetece es pensar en qué cocinar. Pero cenar cualquier cosa rápida o demasiado pesada puede influir en cómo duermes, cómo te despiertas y en cómo responde tu cuerpo al día siguiente. La buena noticia es que comer bien por la noche no tiene que ser complicado ni llevarte una hora.
La inflamación no siempre se nota, pero está ahí. Se manifiesta en forma de digestiones pesadas, hinchazón abdominal, retención de líquidos, dolor articular, piel apagada o dificultad para descansar bien.
Una alimentación antiinflamatoria se basa en ingredientes naturales, sin procesar, ricos en antioxidantes y grasas saludables, que ayudan a calmar al sistema inmune y a facilitar la regeneración durante la noche.
Evita cenas basadas en alimentos fritos, carnes rojas, embutidos, harinas refinadas, alcohol o azúcares, que pueden aumentar la inflamación silenciosa en tu organismo.
No hace falta ser chef ni tener tiempo de sobras. Con ingredientes básicos y algo de previsión, puedes tener cenas que cuidan de ti sin complicarte la vida.
Comer de forma antiinflamatoria no es una moda, es una forma real de sentirte más ligera, descansar mejor y cuidar tu salud hormonal, digestiva y emocional.
Haz la prueba: cambia tus cenas durante una semana y observa cómo se siente tu cuerpo. Puede que descubras que comer bien por la noche te ayuda a empezar el día siguiente con más energía, menos inflamación… y más bienestar.