En España, se estima que 1 de cada 100 personas padece enfermedad celíaca, aunque alrededor del 85% de los casos no están diagnosticados. Según explica a EsVivir Miguel Ignacio López Ramiro, médico especialista en medicina familiar y comunitaria y farmacéutico especialista en microbiología, microbioma y probióticos y colaborador de Schwabe ...
En España, se estima que 1 de cada 100 personas padece enfermedad celíaca, aunque alrededor del 85% de los casos no están diagnosticados. Según explica a EsVivir Miguel Ignacio López Ramiro, médico especialista en medicina familiar y comunitaria y farmacéutico especialista en microbiología, microbioma y probióticos y colaborador de Schwabe Farma, "el motivo principal es que no siempre se manifiesta con los síntomas clásicos de malabsorción o diarrea crónica". "Muchos pacientes presentan indicios atípicos o extracelíacos, o incluso pueden mostrarse asintomáticos o ser tan leves que no acuden a la consulta médica. Esto dificulta la sospecha clínica inicial, generando que en muchos casos no se considere en el diagnóstico diferencial, especialmente en pacientes adultos, al poder confundirlos con otras patologías digestivas funcionales o inflamatorias", desarrolla.
Así pues, los síntomas son de lo más heterogéneos. En palabras del doctor, "la enfermedad celíaca puede presentarse con molestias gastrointestinales, como la diarrea, pérdida de peso, hinchazón, flatulencia o dolor abdominal". "También anomalías no gastrointestinales, como pruebas de función hepática anormales, anemia por deficiencia de hierro, enfermedad ósea, trastornos de la piel, entre otras", especifica. Indicios que fácilmente se pueden confundir con otros cuadros clínicos. Incluso, como decía, "muchas personas con enfermedad celíaca pueden no tener ninguna manifestación".
Seguir estrictamente una dieta sin gluten es fundamental para estos pacientes, pero al contrario de lo que comúnmente se cree, no siempre es suficiente para restablecer completamente el equilibrio. "Para las personas celiacas es beneficioso cuidar la microbiota, ya que ayuda a reducir la inflamación intestinal, mejora la absorción de nutrientes y fortalece la barrera del intestino, facilitando la recuperación del daño causado por el gluten y ayudando a controlar los síntomas de la enfermedad", apunta López Ramiro.
Con lo cual, además de evitar el consumo de gluten, es fundamental seguir una dieta rica en fibra. "La práctica regular de actividad física moderada también contribuye a mantener una microbiota más diversa y equilibrada, fortaleciendo así la salud digestiva", incide el especialista. Por otro lado, "el estrés crónico ejerce un efecto negativo sobre la flora intestinal, por lo que la adopción de técnicas efectivas para el manejo de este puede ser clave".
De igual manera, los probióticos pueden aportar beneficios adicionales, señala el experto. "Los estudios demuestran que la suplementación con probióticos específicos puede ayudar a modular la microbiota, ya que introducen bacterias beneficiosas y ofrecen ventajas adicionales como mitigar los efectos de exposiciones accidentales, debido a que tienen la capacidad de descomponer fragmentos del gluten, reduciendo su toxicidad y la respuesta inflamatoria que generan en el intestino", aclara. Esto se traduce en una disminución de los síntomas y una mejora de la salud intestinal. "Un ejemplo de este tipo de probióticos son los Pegaso Balance, que incorporan cepas como Lactobacillus reuteri LR92, Lactobacillus acidophilus LA1 y Bifidobacterium breve Bbr8, conocidos por su capacidad para colonizar el intestino y restaurar una microbiota alterada", concluye López Ramiro.