Entre las recomendaciones sobre germinados que aportan los especialistas destacarían: 1-Proceso de germinación La germinación debe realizarse de manera controlada para evitar el crecimiento de algunas bacterias, ya que las condiciones de humedad necesarias para la germinación coinciden con las que estas bacterias necesitan para crecer. Las semillas deberían comprarse en lugares especializados ...
Entre las recomendaciones sobre germinados que aportan los especialistas destacarían:
1-Proceso de germinación
La germinación debe realizarse de manera controlada para evitar el crecimiento de algunas bacterias, ya que las condiciones de humedad necesarias para la germinación coinciden con las que estas bacterias necesitan para crecer.
Las semillas deberían comprarse en lugares especializados o elegir semillas ecológicas para evitar que puedan contener algún compuesto no deseado. Además, si las semillas no se han conservado correctamente, la germinación no funcionará.
Se utilizan tarros de cristal (como los botes de conservas de uso habitual, por ejemplo), una tela fina y gomas elásticas. Limpia los botes, introduce las semillas con las manos lavadas y tapa la abertura del bote con la tela sujetándola con la goma elástica.
El primer paso de la germinación consiste en despertar las semillas, poniéndolas en remojo 24 horas. Como no necesitan luz, puedes ubicarlas donde prefieras. Al día siguiente, quita el agua con cuidado a través de la tela sin retirarla. Enjuaga con agua y lava las semillas. Ahora no pueden quedar encharcadas, por lo que se recomienda colocar los botes con la inclinación necesaria para que pierdan el exceso de agua y sólo quede humedad.
Es necesario repetir el proceso de poner agua, lavar y escurrir dos o tres veces al día y guardar el tarro en la nevera.
2-Conservación general
Tras lograr que las semillas germinen, puedes guardarlas en la nevera para conservarlas una o dos semanas. En algunas semillas se recomienda separar las cáscaras para que se conserven mejor colocando los germinados en un recipiente con agua en la que las cáscaras flotarán mientras y los germinados se irán al fondo.
3-Forma de consumo
Sea cual sea la elegida, siempre resultarán más nutritivos y más fáciles de digerir que las legumbres sin germinar. Muchos germinados se pueden comer crudos y otros, como los germinados de legumbres, se pueden saltear o cocer un poco antes de consumirlos. Puedes usarlos frescos (en ensalada) o como parte de algunos platos (tortilla, masas de pan y bocadillos, por ejemplo). También pueden utilizarse como especias (germinados de berro, rábano, mostaza o cebolla, por ejemplo). Es posible mezclar varios tipos de germinados (alfalfa con col y lenteja; rábano, cebolla, puerro o mostaza con germinados de cereales o legumbres o zanahoria con alfalfa, col o soja, por ejemplo) para mejorar las recetas y porque se complementan nutricionalmente.
4-Precauciones específicas
La mayoría de semillas germinadas se pueden consumir en crudo pero, las personas con problemas de estómago, pueden escaldar previamente (durante 2 minutos) las semillas de legumbres, por ejemplo.
Las semillas que no germinen correctamente deben ser desechadas.
No se deben germinar las semillas de solanáceas (tomate, pimiento, berenjena o patata, por ejemplo) porque resultan tóxicas.
Cualquier semilla que contiene gluten antes de germinar, también su germinado lo presentará aunque disminuya el porcentaje.
Si los niños y los ancianos van a consumirlos germinados, sería recomendable escaldar las semillas o emplearlos en recetas cocinadas.