Marcha japonesa: el nuevo secreto de bienestar que compite con los 10.000 pasos

J.Lizcano

Durante años, caminar 10.000 pasos diarios ha sido considerado el estándar de oro para mantenerse en forma. Apps, relojes inteligentes y pulseras de actividad nos lo recuerdan a diario, como si alcanzar esa cifra mágica fuera garantía de salud y vitalidad.

25/08/2025

Sin embargo, en los últimos meses ha comenzado a sonar con fuerza otra tendencia que viene desde Japón y que promete resultados igual de eficaces -o incluso mejores-: la marcha japonesa. Pero ¿qué es exactamente esta práctica? ¿Por qué ha ganado tanta popularidad? Y lo más importante: ¿realmente puede sustituir ...

Sin embargo, en los últimos meses ha comenzado a sonar con fuerza otra tendencia que viene desde Japón y que promete resultados igual de eficaces -o incluso mejores-: la marcha japonesa. Pero ¿qué es exactamente esta práctica? ¿Por qué ha ganado tanta popularidad? Y lo más importante: ¿realmente puede sustituir al famoso reto de los 10.000 pasos?

La marcha japonesa, también conocida como "Shiko" o "walking training" en algunos métodos, consiste en caminar de una forma específica que combina postura erguida, respiración consciente y pasos más lentos, pero más profundos. A diferencia del simple hecho de acumular pasos, esta técnica pone el énfasis en la calidad del movimiento en lugar de la cantidad.

En lugar de caminar deprisa para sumar kilómetros, la marcha japonesa busca que cada paso sea intencionado, trabajando el equilibrio, la alineación corporal y la activación muscular.

Los japoneses suelen practicarla en intervalos de 20 a 30 minutos, priorizando la atención plena y la conexión con el cuerpo, algo muy en línea con la filosofía oriental de integrar el movimiento con la mente.

¿En qué consiste exactamente?

La técnica de la marcha japones se centra en tres pilares:

- Postura correcta: Espalda recta, abdomen ligeramente activado, hombros relajados y mirada al frente. La idea es caminar como si un hilo invisible tirara suavemente de la coronilla hacia arriba.

- Paso profundo y consciente: Se pisa primero con el talón, se apoya toda la planta y se impulsa con los dedos. El paso es un poco más amplio de lo normal, lo que ayuda a movilizar más músculos y mejorar la circulación.

- Respiración rítmica: Se sincroniza la respiración con el movimiento: inspirar en dos pasos, exhalar en otros dos o tres. Esto genera una sensación de calma y al mismo tiempo potencia la oxigenación.

En muchas rutinas, además, se incorporan pequeñas contracciones abdominales o la activación del suelo pélvico, lo que convierte la marcha japonesa en un ejercicio más completo de lo que parece.

Beneficios de la marcha japonesa

Aunque pueda sonar como una simple forma de caminar, los estudios que respaldan esta práctica apuntan a múltiples beneficios:

- Fortalece músculos y articulaciones: al dar pasos más amplios y conscientes, se activan los glúteos, cuádriceps y músculos estabilizadores.

- Mejora la postura: al caminar erguida, se reduce la sobrecarga en cuello y espalda.

- Favorece la salud cardiovascular: el ritmo constante y la respiración profunda ayudan a oxigenar mejor el organismo.

- Reduce el estrés: al estar ligada a la atención plena, se convierte en un momento de meditación activa.

- Protege el suelo pélvico: algo especialmente interesante para mujeres, ya que la técnica de activación abdominal y pélvica ayuda a prevenir problemas como la incontinencia.

- Más accesible: no exige llegar a cifras imposibles; lo importante es la calidad de los minutos caminados.

¿Ha desbancado a los 10.000 pasos?

La famosa meta de los 10.000 pasos diarios nació en Japón en los años 60, pero más como un eslogan publicitario que como una recomendación médica. Con el tiempo, se convirtió en un estándar mundial. Hoy en día, sin embargo, investigaciones recientes señalan que no es necesario llegar siempre a esa cifra para obtener beneficios. Caminar entre 6.000 y 8.000 pasos ya reduce significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejora la longevidad.

Aquí es donde la marcha japonesa cobra fuerza: no importa tanto acumular pasos, sino cómo los das. Una sesión de 20 minutos de marcha consciente puede ser más efectiva que andar sin atención durante una hora mirando el móvil. Además, no necesitas equipamiento especial ni un parque enorme: puedes practicarla en tu barrio, en un paseo corto al mediodía o incluso en casa, si tienes un pasillo largo.

La marcha japonesa no es una moda pasajera, sino una invitación a caminar mejor, no más. Puede que los 10.000 pasos sigan siendo un objetivo válido para quienes disfrutan de retos cuantitativos, pero esta nueva forma de andar abre un camino diferente: el del equilibrio entre cuerpo y mente.

Porque, quizás, la verdadera clave del bienestar no esté en los números que marca tu reloj, sino en la calidad de cada paso que das.

 

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