Claves para entender tu relación con la comida (y contigo)

Sonia Baños

No es lo que cenas en una cita ni el menú del domingo en familia. Es lo que eliges cuando estás sola. En esos momentos donde nadie te observa, sin normas, sin relojes, sin filtro. Ahí, en la cocina silenciosa o frente a la pantalla, se esconde mucho más que un bocado rápido: se refleja tu vínculo emocional con la comida… y contigo misma.

03/09/2025

La comida como espejo emocional La forma en la que comemos cuando estamos solas puede hablarnos de mucho más que hambre: Picoteo sin control o dulces a escondidas. Comidas que se saltan sin darnos cuenta. Cenas deprisa, de pie, sin sentarse ni respirar. Placer con culpa, o culpa sin placer.   No siempre es falta de voluntad. ...

La comida como espejo emocional

La forma en la que comemos cuando estamos solas puede hablarnos de mucho más que hambre:

  • Picoteo sin control o dulces a escondidas.
  • Comidas que se saltan sin darnos cuenta.
  • Cenas deprisa, de pie, sin sentarse ni respirar.
  • Placer con culpa, o culpa sin placer.
     

No siempre es falta de voluntad. Muchas veces es una respuesta automática al estrés, la tristeza o la ansiedad. Es el cuerpo buscando consuelo, incluso si solo dura un instante.

Una historia que viene de lejos

Desde niñas, muchas mujeres aprendieron a asociar comida con emociones:

  • Un dulce para calmar el llanto.
  • Una merienda como premio.
  • Una cena especial para celebrar o compensar.
     

Esa huella emocional no desaparece. Y en la vida adulta, cuando el cansancio o la frustración asoman, es fácil recurrir a la comida como refugio. No es una debilidad. Es una señal de que algo más profundo pide atención.

No se trata de comer mejor, sino de escucharte más

Antes de pensar en cambiar tu dieta, puedes hacerte algunas preguntas:

  • ¿Cómo me siento cuando como esto?
  • ¿Lo hago con hambre o con ansiedad?
  • ¿Qué emoción aparece justo antes?
  • ¿Hay culpa después del placer?
     

Escuchar sin juicio es el primer paso. Porque transformar tu relación con la comida empieza por transformar la forma en que te hablas.

Cuídate también cuando nadie te ve

Puedes empezar por pequeños gestos que te conecten con el cuidado real, no con la exigencia:

  • Siéntate a comer aunque estés sola.
  • Evita hacerlo frente a pantallas.
  • Sirve la comida en un plato bonito.
  • Mastica con calma y sin prisa.
  • Elige con consciencia lo que te nutre de verdad.
     

Y si un día te das un capricho, hazlo sin esconderlo, sin reproches. El disfrute no debería ser clandestino. El placer no es pecado.

Comer como forma de amor propio

No necesitas dietas perfectas ni rituales complicados. Solo un poco más de presencia. De permiso. De cuidado hacia ti misma. Porque también mereces alimentarte bien cuando nadie te mira. Porque cada comida puede ser un acto silencioso de amor. No se trata solo de lo que comes. Se trata de cómo te acompañas mientras lo haces.

 

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