En este sentido, recuperar el equilibrio requiere tiempo y atención a aspectos básicos como el descanso, la planificación y el autocuidado. Bajo esta perspectiva, los expertos de Sanitas han elaborado una serie de recomendaciones prácticas para retomar la actividad cotidiana con mayor bienestar físico y emocional: · Reajustar los horarios progresivamente: retomar ...
En este sentido, recuperar el equilibrio requiere tiempo y atención a aspectos básicos como el descanso, la planificación y el autocuidado.
Bajo esta perspectiva, los expertos de Sanitas han elaborado una serie de recomendaciones prácticas para retomar la actividad cotidiana con mayor bienestar físico y emocional:
· Reajustar los horarios progresivamente: retomar los horarios habituales de sueño y comidas unos días antes de reincorporarse al trabajo o a las clases permite adaptar el reloj biológico. Cabe mencionar que dormir entre 7 y 8 horas y cenar al menos dos horas antes de acostarse contribuye a mejorar la calidad del sueño y el nivel de energía durante el día.
· Organizar el regreso con margen de adaptación: si es posible, evitar volver de viaje el día anterior a la reincorporación laboral o escolar posibilita recuperar el ritmo con menos presión. En este punto, aprovechar ese margen para hacer tareas pendientes o reorganizar el entorno ayuda a mitigar el estrés.
· Planificar metas a corto plazo: establecer objetivos sencillos para los primeros días de rutina favorece una sensación de control y evita la saturación. Por ejemplo, ordenar el espacio de trabajo, retomar la actividad física o planificar comidas saludables, así como dividir las tareas en pasos asumibles es aconsejable para mejorar la motivación.
· Mantener espacios de ocio durante el año: reservar tiempo para actividades que generen placer o relajación, como leer, caminar, practicar deporte o quedar con amigos, es clave para preservar el bienestar emocional tras la vuelta de las vacaciones.
· Revisar y ajustar la alimentación: tras posibles excesos vacacionales, es esencial volver a una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, legumbres y proteínas de calidad. En este sentido, es importante reducir o evitar el consumo excesivo de azúcares o comidas ultraprocesadas para regular el estado de ánimo y prevenir el cansancio.