La muestra, organizada en colaboración con el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, propone un recorrido íntimo y colectivo por la memoria democrática, familiar y personal. Una exposición para recordar, ya que se trata de un recorrido por tres memorias. La exposición está estructurada en tres bloques temáticos que funcionan ...
La muestra, organizada en colaboración con el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, propone un recorrido íntimo y colectivo por la memoria democrática, familiar y personal. Una exposición para recordar, ya que se trata de un recorrido por tres memorias.
La exposición está estructurada en tres bloques temáticos que funcionan como espejos en los que cada visitante puede reconocerse:
- Memoria histórica: obras como Los surcos del azar y su más reciente El abismo del olvido rescatan testimonios silenciados, injusticias del pasado y el dolor de quienes sufrieron el exilio, la guerra y la represión.
- Memoria e identidad: aquí se trabaja lo íntimo, pero no desligado de lo colectivo. Arrugas es uno de los ejemplos más potentes: el paso del tiempo, el alzhéimer, la fragilidad de los recuerdos como componentes fundamentales de lo que somos.
- Memoria familiar: con obras como La casa o Regreso al Edén, el autor invita a revisitar vínculos familiares, herencias emocionales, imágenes de infancia, pérdidas íntimas. Esa mirada hacia lo cercano permite entender mejor también lo que nos rodea socialmente.
La exposición despliega más de 70 piezas del autor: cuatro murales con dibujos inéditos, 19 viñetas enmarcadas y 51 piezas originales, que incluyen páginas completas de cómics, bocetos, apuntes, guiones y fotografías de referencia. Todos estos materiales provienen de la colección privada de Paco Roca, con trabajos realizados desde alrededor de 2007 hasta la actualidad.
Una de las señas de identidad de la muestra son los "mapas emocionales" creados para la ocasión. Estos mapas funcionan como guías visuales y conceptuales que conectan obras, temas, recuerdos y espacios simbólicos en la obra de Roca, ayudando a ensamblar esa narrativa de memoria que es fragmentaria, plural e intergeneracional.
El montaje es sobrio pero eficaz; combina la contemplación pausada con espacios para la reflexión. No es solo ver dibujos bonitos, sino que muchas piezas evitan el efecto decorativo y logran emocionar, reivindicar, provocar preguntas. Esa es probablemente una de las grandes virtudes de esta exposición: no impone, pero invita a mirar hacia atrás, a no olvidar.
¿Por qué vale la pena?
Sin duda, hay muchas razones para acercarse a contemplar y disfrutar de esta exposición:
- Porque Paco Roca no es solo un dibujante: es un narrador de recuerdos colectivos, alguien capaz de transformar la historia reciente en empatía, de sintetizar lo personal y lo político con ternura.
- Porque la exposición no se queda en lo biográfico: se abre hacia lo social, lo ético, lo histórico. Nos interpela como sociedad, nos hace pensar sobre qué memoria queremos preservar, a quiénes incluyemos en ese relato común.
- Porque es accesible: tanto en precio (gratis) como en montaje visual. Incluso si no estás familiarizado con sus cómics, hay mucho espacio para emocionarse, para descubrir.
- Porque en tiempos en los que la memoria se desdibuja, en los que ciertas heridas siguen sin cerrarse, exposiciones como ésta cumplen una función importante: recordarnos la importancia de no olvidar, de reconstruir narrativas que incluyan todas las voces.
Por todo ello podemos decir que, "La memoria. Viaje emocional por los cómics de Paco Roca", es una exposición necesaria. Un espacio abierto para la reflexión, para el recuerdo, para la emoción. Si estás en Madrid este mes de septiembre, te aconsejamos que no te la pierdas. Es uno de esos planes culturales que dejan huella, que te acompañan después de salir de la sala.