La vulnerabilidad es una característica que nos permite exponernos emocionalmente, sentir y mostrar lo que realmente ocurre en nuestro interior, sin disimulos innecesarios. Facilita abrirnos a otra persona con sinceridad, algo imprescindible porque, si nunca nos mostramos como realmente somos, no podremos encontrar el lugar al que de verdad pertenecemos. ...
La vulnerabilidad es una característica que nos permite exponernos emocionalmente, sentir y mostrar lo que realmente ocurre en nuestro interior, sin disimulos innecesarios. Facilita abrirnos a otra persona con sinceridad, algo imprescindible porque, si nunca nos mostramos como realmente somos, no podremos encontrar el lugar al que de verdad pertenecemos. La vulnerabilidad no debería ser un problema porque ser vulnerables nos hace humanos, nos conecta con los demás y nos ayuda a vivir de manera autentica y plena.
Sentir miedo a la vulnerabilidad es frecuente. Se cree que aprendemos desde pequeños que no debemos mostrar nuestras emociones porque no es seguro o puede ser un signo de debilidad. Si en algún momento de nuestra vida hemos sido juzgados, ignorados o heridos al hacerlo, es comprensible que hayamos desarrollado algún tipo de escudo defensivo para protegernos.
Esta situación puede llevarnos a asociar la vulnerabilidad con emociones desagradables porque hemos aprendido que mostrar externamente nuestro mundo interior conllevaría el riesgo de que nos rechacen o no nos comprendan. Muchas veces, compartir nuestras emociones, opiniones o gustos nos genera vergüenza, directamente relacionada con el miedo a no merecer la conexión emocional que deseamos.
La vulnerabilidad puede ser positiva. Somos vulnerables cuando amamos, cuando nos enamoramos, cuando sentimos alegría en un momento determinado, cuando damos las gracias, cuando somos generosos con los demás, cuando sentimos esperanza o cuando compartimos nuestros sueños. Son situaciones en las que mostramos algo íntimo y valioso que podría no ser correspondido pero que, al compartirlo, nos permite vivirlo de forma más plena.
Los especialistas señalan que, mantener relaciones que impliquen cierta vulnerabilidad, puede tener beneficios entre los que destacarían:
1-Disfrutar una liberación emocional. Cuando dejamos de disimular nuestras emociones sentimos alivio y se reduce la ansiedad.
2-Establecer una conexión auténtica porque permite crear relaciones profundas y significativas.
3-Facilitar el crecimiento personal. Cuando nos atrevemos a sentir y afrontar lo que nos duele, podemos aprender y transformarlo en algo positivo.
4-Generar empatía y compasión hacia los demás y hacia uno mismo.
5-Manifestar autenticidad. Permite vivir desde lo que sentimos realmente, sin mantener una versión idealizada de nosotros mismos.
Los especialistas señalan que, aunque es importante poder exponernos a la vulnerabilidad, esta sensación puede resultar incómoda. Sería recomendable:
1-Buscar espacios seguros donde te sientas cómoda para expresarte como quieras.
2-Elegir con quién deseas compartir lo que sientes. Ser vulnerable no significa exponerse a cualquiera, es fundamental estar con personas que respeten tus emociones.
3-Ponerle nombre a lo que sientes porque, identificar la emoción que estás experimentando, te permite reconocerla y poder manejarla correctamente.
4-Practicar la autocompasión. Es importante que te trates a ti misma como tratarías a una persona a la que quieres y que se siente igual que tú.
5-Validar tu experiencia. No te juzgues por sentir lo que sientes, sea lo que sea y aunque te parezca que no es lógico.