Pasar horas frente al ordenador, cargar con un bolso pesado, dormir en mala postura o simplemente acumular estrés tiene una consecuencia común: esa rigidez en cuello y hombros que empieza como una molestia y puede terminar en dolor de cabeza, contracturas o mareos. La buena noticia es que no necesitas ...
Pasar horas frente al ordenador, cargar con un bolso pesado, dormir en mala postura o simplemente acumular estrés tiene una consecuencia común: esa rigidez en cuello y hombros que empieza como una molestia y puede terminar en dolor de cabeza, contracturas o mareos. La buena noticia es que no necesitas gimnasio ni equipamiento especial para aliviarla. Con apenas unos minutos al día puedes soltar tensión y devolverle ligereza a tu cuerpo.
Siéntate con la espalda recta, inclina suavemente la cabeza hacia un lado y apoya la mano sobre la oreja para intensificar el estiramiento. Mantén la postura entre 15 y 20 segundos y cambia al otro lado. Este movimiento alarga los músculos del cuello y libera la rigidez que se acumula después de tantas horas frente a la pantalla.
Un consejo: acompaña el estiramiento con respiraciones profundas, inhalando por la nariz y soltando lentamente por la boca. Así no solo relajas el cuello, también calmas la mente.
Con los brazos relajados, realiza círculos lentos hacia atrás con los hombros, como si intentaras juntarlos detrás de la espalda. Haz entre 10 y 15 repeticiones y luego cambia el sentido. Este gesto sencillo activa la circulación, mejora la postura y libera tensión acumulada en la parte superior de la espalda.
Puedes hacerlo de pie mientras esperas el ascensor o mientras calientas el café. Es tan discreto que nadie notará que estás cuidando tu cuerpo.
Cruza un brazo por delante del pecho y sujétalo con la otra mano, acercándolo hacia ti. Mantén 20 segundos y cambia de lado. Este movimiento libera los trapecios, unos de los músculos que más sufren cuando cargamos estrés o adoptamos una postura encorvada.
Si lo repites varias veces al día, evitarás que la tensión se convierta en una contractura que después cuesta mucho más aliviar.
Coloca la palma de la mano y el antebrazo apoyados en una pared. Gira el cuerpo suavemente hacia el lado contrario y mantén la postura 20 segundos. Este ejercicio estira el pecho y los hombros, contrarrestando la tendencia a encogernos hacia delante al usar ordenador o móvil.
Es especialmente recomendable si trabajas muchas horas en teletrabajo o estudios, porque ayuda a compensar la postura.
Siéntate recta, apoya las manos sobre las piernas y cierra los ojos. Inhala profundamente mientras elevas los hombros hacia las orejas y suéltalos de golpe al exhalar. Repite tres veces. Esta técnica sencilla relaja los músculos y manda al cerebro la señal de que el cuerpo puede soltar la tensión acumulada.
Con apenas cinco minutos de estiramientos diarios puedes reducir la rigidez de cuello y hombros, mejorar tu postura y prevenir dolores más serios. No hace falta buscar huecos imposibles: basta con aprovechar pequeñas pausas para cuidarte. Porque liberar el peso físico también trae calma mental, y cuando sueltas la carga de los hombros, todo se siente más ligero.