El cambio de estación no solo trae consigo un cambio en el clima y de paisaje, sino que también puede desencadenar un aumento significativo de los síntomas de ansiedad en muchas personas, causado principalmente por la reducción de luz solar. Este fenómeno, que a menudo pasa desapercibido, está estrechamente vinculado ...
El cambio de estación no solo trae consigo un cambio en el clima y de paisaje, sino que también puede desencadenar un aumento significativo de los síntomas de ansiedad en muchas personas, causado principalmente por la reducción de luz solar. Este fenómeno, que a menudo pasa desapercibido, está estrechamente vinculado a las variaciones estacionales que afectan a nuestro cuerpo y mente.
Según explica Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma Ibérica, "el cambio de estación produce una alteración del ritmo circadiano, que regula el descanso, el estado de ánimo y los niveles de energía, lo cual puede provocar trastornos del sueño, fatiga e irritabilidad, que son factores que aumentan la vulnerabilidad a la ansiedad. Esto se explica por que la menor exposición solar altera la producción de neurotransmisores como la serotonina y la melatonina, fundamentales para regular nuestro estado de ánimo y ciclo nocturno".
Este desequilibrio en los ritmos biológicos puede manifestarse como nerviosismo, inquietud, insomnio, irritabilidad o incluso una sensación inexplicable de tristeza. Este conjunto de síntomas se conoce popularmente como "ansiedad estacional". Hay emociones concretas, como la hostilidad, la ira, la irritabilidad y la ansiedad que muestran efectos estacionales muy fuertes. Es por esto por lo que durante estas estaciones es especialmente importante considerar opciones terapéuticas seguras y bien toleradas para manejar los síntomas de ansiedad. En este sentido, el doctor Herrera destaca que "medicamentos como Lasea son una opción terapéutica eficaz y segura para abordar síntomas transitorios de la ansiedad como las preocupaciones recurrentes difíciles de manejar, la intranquilidad, la tensión o la alteración del sueño, sin generar dependencia ni afectar a la capacidad de concentración durante el día".
Además, se ha demostrado que las mujeres son más susceptibles a los cambios de estación al verse más afectadas por la disminución de luz natural. Como resultado, sus síntomas de ansiedad, somatización y estado de ánimo deprimido aumentan notablemente en otoño e invierno, mostrando una relación directa entre la baja cantidad de luz diurna disponible y el aumento de estos. Esto se debe principalmente a que tienen una mayor sensibilidad biológica a la luz brillante, demostrada por una disminución más intensa en la producción de melatonina en comparación con los hombres, lo que impacta a sus ritmos circadianos.
Ante esto, Herrera recomienda "mantener una rutina de sueño regular, aprovechar al máximo la luz natural y complementar con actividades que favorezcan el bienestar emocional, como el ejercicio físico, la meditación o el contacto social. Por ejemplo, una buena opción sería exponerse a la luz natural con una caminata de 20-30 minutos por la mañana o al mediodía, favoreciendo el equilibrio del ritmo circadiano y ayudando a mejorar el estado de ánimo. En algunos casos, puede ser útil considerar tratamientos específicos para los síntomas de ansiedad leve, siempre bajo supervisión médica".