La respuesta es simple, pero poderosa: el puttering es el arte de disfrutar las pequeñas tareas del hogar sin prisa, sin presiones y con plena presencia. Se trata de convertir lo ordinario -como doblar ropa, regar plantas o preparar el desayuno- en momentos de autocuidado y calma. La palabra putter viene ...
La respuesta es simple, pero poderosa: el puttering es el arte de disfrutar las pequeñas tareas del hogar sin prisa, sin presiones y con plena presencia. Se trata de convertir lo ordinario -como doblar ropa, regar plantas o preparar el desayuno- en momentos de autocuidado y calma.
La palabra putter viene del inglés y significa "moverse sin un propósito claro" o "hacer pequeñas tareas de manera tranquila". Aunque la práctica en sí no es nueva (nuestras abuelas probablemente la hacían sin saberlo), se ha popularizado como un antídoto moderno contra el estrés y la productividad tóxica.
La tendencia comenzó a ganar fuerza en redes sociales en países anglosajones, especialmente entre mujeres que buscaban nuevas formas de autocuidado realistas. Ahora, ha cruzado fronteras y está llegando con fuerza a comunidades hispanohablantes.
En qué consiste exactamente esta rutina
El puttering no tiene reglas estrictas (y esa es parte de su encanto). Se trata de dedicar un rato, normalmente por la mañana o al final del día, a realizar pequeñas actividades domésticas sin un objetivo productivo. Por ejemplo, ordenar un estante simplemente porque apetece verlo bonito, cambiar las sábanas y perfumar la habitación para sentirse más cómoda, preparar un desayuno tranquilo con música suave de fondo, regar las plantas y limpiar las hojas, disfrutando del momento, etc.
No se trata de "limpiar la casa" como obligación ni de optimizar tareas. El foco no está en el resultado, sino en el proceso. Es una especie de "meditación activa" que te ayuda a centrarte y a reducir el ruido mental.
Beneficios del puttering
En un mundo donde se valora hacer más, más rápido y mejor, el puttering propone lo contrario: bajar el ritmo, reconectar con el entorno y recuperar el disfrute de las cosas simples. Vamos a ver algunos de los beneficios que produce esta nueva forma de ver la rutina diaria:
- Reduce el estrés y la ansiedad: Al realizar tareas suaves y repetitivas sin presión, el cerebro se relaja. Es una forma de "descansar activamente", similar a tejer, pintar o caminar sin rumbo.
- Mejora la conexión con el presente: Vivimos corriendo de una cosa a otra. El puttering nos obliga a bajar el ritmo y observar detalles que normalmente pasamos por alto: la textura de las sábanas, el olor del café, la luz en la cocina…
- Aumenta la sensación de control y calma: Pequeños gestos como limpiar la mesa o ventilar la habitación pueden generar una sensación inmediata de bienestar y orden mental.
- Fomenta la creatividad: Al no estar pendientes de "rendir", nuestra mente se relaja, y en ese estado suelen surgir nuevas ideas.
- Transforma lo cotidiano en autocuidado real: No hace falta una rutina de spa para cuidarte: a veces basta con dedicarte un momento tranquilo mientras preparas tu hogar para el día o para el descanso.
Un lujo silencioso a nuestro alcance
En un contexto donde el autocuidado a menudo se vende como productos caros o escapadas exóticas, el puttering nos recuerda que el bienestar también se construye en casa, en los gestos sencillos, en el silencio y en la atención plena.
Porque solamente necesitas nada más que tiempo, calma y tus propias manos. Así que, la próxima vez que tengas unos minutos libres, en lugar de correr a revisar el móvil, prueba a putterear un rato. Tu mente (y tu casa) te lo agradecerán.