Los antibióticos se prescriben para tratar un proceso infeccioso, como puede ser una amigdalitis, una sinusitis, una faringitis o una otitis, entre otros, y se deben tomar durante un período prolongando que suele abarcar entre 5 y 10 días, dependiendo de cada caso, y siempre bajo supervisión médica y siguiendo ...
Los antibióticos se prescriben para tratar un proceso infeccioso, como puede ser una amigdalitis, una sinusitis, una faringitis o una otitis, entre otros, y se deben tomar durante un período prolongando que suele abarcar entre 5 y 10 días, dependiendo de cada caso, y siempre bajo supervisión médica y siguiendo unas pautas horarias de consumo. Si el paciente interrumpe el tratamiento de forma voluntaria, no toma los fármacos a las horas pautadas por el profesional o los utiliza cuando no debe para aliviar el dolor o la fiebre en vez de optar por otros medicamentos para tratar ese fin, podría provocar que las bacterias se volviesen más resistentes y que este perdiese su eficacia. Para que esto no ocurra se deben seguir las indicaciones médicas correctamente. Aunque no es el único problema que preocupa, ya que algunos de los antibióticos suelen producir diarrea, estreñimiento, distensión abdominal, gases y provocar sensación de pesadez en el estómago. En estos casos se recomienda tomar probióticos para regular el tránsito intestinal y hacer una serie de cambios dentro de la alimentación diaria, priorizando aquellos productos que contengan fibra, evitar los carbohidratos y los procesados, así como el café y beber abundante agua. Los probióticos están disponibles en forma de cápsulas o sobres en las farmacias y también se obtienen de forma natural a través de los comestibles. Es el caso del yogur natural, el kéfir, la kombucha, el queso cottage, el vinagre de manzana sin filtrar o la sopa de miso, tal y como aconsejan en la web de la Clínica Universidad de Navarra. Gracias a ellos conseguirás mejorar las digestiones, estimular y recuperar la proliferación de bacterias beneficiosas para la salud, favorecer la absorción de nutrientes y reducir la inflamación.
La nutricionista Sandra Moñino hace hincapié en su canal de YouTube en el consumo variado de fibra, y sobre todo en aquellos productos con "almidón resistente", ya que ayudan a producir "butirato, un antiinflamatorio natural" que se encuentra presente en la patata, el boniato o la calabaza. Para ello hay que "cocinarlos, dejarlos enfriar durante al menos 12 horas para que almidón natural se convierta en resistente. De modo que pasaría íntegro hasta el colon y serviría como alimento para las bacterias", aconseja. La fibra se encuentra en las frutas y verduras y cuanto más rica sea la variedad y el color de los productos que se elijan, más saludable será. Destaca, especialmente, además de las manzanas, las zanahorias y los tomates, "los hongos y las setas porque aportan betaglucanos, una fibra beneficiosa para la microbiota". Se les conoce como prebióticos, y son "el alimento de las bacterias que tenemos en el organismo", como el "cacao o el chocolate, los frutos rojos, el té verde o el té matcha, que además son antioxidantes", mientras que los probióticos "son las mismas bacterias que a veces se encuentran dentro de los alimentos que consumimos, como el yogur", explica. Recomienda que son efectivas las dos porque unas dependen de las otras e indica que los probióticos están presentes en aquellos productos fermentados (col, kombucha), en los encurtidos (pepino, zanahoria, aceitunas) y es aquí donde Moñino hace un inciso porque hay que fijarse que estos no estén "pasteurizados" porque los de este tipo "no contienen bacterias buenas ni malas" y no cumplirían su función. Asimismo, otro tipo de probióticos que sería interesante consumir son los "quesos con leche cruda".
En cuanto a los probióticos que se adquieren en farmacias, la profesional es consciente de que estos suplementos no se deben tomar a la ligera, sino que se debe estudiar cada caso por separado y contando con la ayuda de un nutricionista porque es posible que acabe provocando el efecto contrario, que la microbiota se destabilice y se agraven los síntomas.
FOTO PRINCIPAL.: Foto de Jannis Brandt en Unsplash.