Con el paso de los años, los gustos tienden a congelarse (en sentido metafórico, claro). Es posible que si se echa un vistazo al armario, uno se dé cuenta de que siempre se cae en el mismo estilo de zapatos, que la música que se escucha sea muy similar a ...
Con el paso de los años, los gustos tienden a congelarse (en sentido metafórico, claro). Es posible que si se echa un vistazo al armario, uno se dé cuenta de que siempre se cae en el mismo estilo de zapatos, que la música que se escucha sea muy similar a la que hacía emocionar hace muchos años. Y lo mismo, seguramente, ocurre con los perfumes, los colores. "Eso responde a una especie de memoria emocional que se mantiene intacta. En belleza, ocurre exactamente lo mismo. Es lo que se conoce como 'Taste in Ice', un concepto que alude a esos productos que, aunque el tiempo y las tendencias pasen, permanecen en el neceser porque se han ganado un lugar estable en la rutina y en la mente", explica Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode.
Y llegar ahí no es nada fácil. "El Taste in Ice es la fidelidad consciente a los productos que funcionan, que reconfortan y que, de algún modo, se convierten en parte de la identidad", apostilla Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD.
"Hay productos que, más allá de su eficacia, se vuelven emocionalmente imprescindibles", explica Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8. "Cuando la piel reconoce algo, cuando tu mente lo identifica como seguro o que le hace sentirse bien, ese producto se queda. Esa es la esencia del 'Taste in Ice': aquellos cosméticos que, aunque pruebes veinte nuevos, siguen esperándote en el estante", agrega Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode.
Desde la dirección técnica de Perricone MD, Mireia González considera que "los productos que logran ese estatus suelen compartir tres características: eficacia demostrada, una textura que gusta y la capacidad de transmitir seguridad". Y es que "si un producto te resulta demasiado disruptivo, por aroma, textura o sensación, la mente lo rechaza. Pero cuando la experiencia sensorial es positiva y además funciona, se congela en la memoria", apostilla Marta Agustí, directora nutricional de Advanced Nutrition Programme.
Algo con lo que también coincide Patricia Garín, directora dermocosmética de Boutijour, que defiende que la piel también tiene memoria. "Aunque cambien las estaciones, la edad o incluso el entorno, hay fórmulas que la piel reconoce como familiares. Esa conexión la piel la recuerda".
Las fórmulas que permanecen son las que logran ser coherentes. "No se busca que un producto sea solo tendencia, sino un pilar de cuidado diario. Que sea parte de uno mismo. Y esa constancia genera confianza y fidelidad", concluye Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8.