Moverse sin complicacionesNo hace falta ponerse mallas ni seguir una rutina estricta. La idea es sencilla: aprovechar los pequeños tiempos muertos de la cocina para mover el cuerpo y mejorar la circulación. Aunque parezca poco, cinco o diez minutos de actividad ligera varias veces al día pueden marcar una gran ...
No hace falta ponerse mallas ni seguir una rutina estricta. La idea es sencilla: aprovechar los pequeños tiempos muertos de la cocina para mover el cuerpo y mejorar la circulación. Aunque parezca poco, cinco o diez minutos de actividad ligera varias veces al día pueden marcar una gran diferencia. Y lo mejor es que no necesitas salir de casa ni dejar de hacer lo que ya haces.
Sentadillas mientras esperas
Cada vez que pongas algo en el microondas o en el horno, haz unas cuantas sentadillas suaves. Mantén la espalda recta y baja hasta donde te resulte cómodo. Fortalecerás piernas y glúteos sin esfuerzo añadido.
Elevaciones de talones mientras remueves
Mientras cocinas o lavas los platos, sube y baja sobre la punta de los pies. Este gesto mejora la circulación y tonifica los gemelos.
Plancha de encimera
Apoya las manos en la encimera, lleva los pies hacia atrás y mantén el cuerpo recto unos segundos. Es una versión accesible de la plancha clásica que fortalece abdomen, brazos y espalda.
Estiramiento del gato versión fregadero
Coloca las manos en el borde del fregadero y lleva el tronco hacia atrás, dejando caer la cabeza entre los brazos. Alarga la espalda y libera tensión de cuello y hombros.
Equilibrio mientras pelas verduras
Ponte sobre una pierna y cambia cada cierto tiempo. Este ejercicio mejora tu estabilidad y coordinación (eso sí, mucha atención si tienes un cuchillo en la mano).
Bailar mientras cocinas
Sí, cuenta como ejercicio. Bailar unos minutos libera endorfinas, acelera el metabolismo y mejora el humor. Y si el cucharón se convierte en micrófono, mejor todavía.
No se trata de sustituir el ejercicio físico, sino de sumar movimiento de manera natural a tu rutina diaria. El cuerpo no entiende de gimnasios, entiende de actividad. Lo importante es mantenerte en movimiento, activar la musculatura y evitar pasar demasiado tiempo sentada.
Además, este tipo de mini rutinas tiene un efecto extra: mejora el estado de ánimo. Moverte al ritmo de tu día genera sensación de energía, vitalidad y satisfacción.
Haz que estos movimientos formen parte de tu día. Puedes asignar un gesto a cada momento:
Mientras hierve el agua → sentadillas.
Mientras el horno calienta → plancha de encimera.
Mientras friegas → elevaciones de talones.
Poco a poco, tu cuerpo lo pedirá solo, y tú te moverás casi sin pensarlo.
Tu cocina puede ser tu gimnasio improvisado, un lugar para cocinar y cuidarte al mismo tiempo. El movimiento está en tu día a día, no solo en una hora de entrenamiento.
Así que la próxima vez que te pongas el delantal, añade música, sonríe y mueve el cuerpo.