El objetivo de esta iniciativa es mostrar el perfume no solo como un objeto de consumo, sino como una forma de arte que nace de la inspiración, la memoria y las emociones. Iruela propone detenerse a mirar más allá del frasco, para descubrir a quienes dan vida a los aromas ...
El objetivo de esta iniciativa es mostrar el perfume no solo como un objeto de consumo, sino como una forma de arte que nace de la inspiración, la memoria y las emociones. Iruela propone detenerse a mirar más allá del frasco, para descubrir a quienes dan vida a los aromas que nos acompañan en los momentos más íntimos.
"Perfumar es pintar con esencias. Cada aroma nace de una historia y se convierte en algo que el otro puede sentir", explica la perfumista, que defiende la importancia de reconocer el valor cultural de esta disciplina.
A diferencia de otras expresiones artísticas, la perfumería trabaja con materiales intangibles. El perfumista crea a partir del aire, del recuerdo y de la emoción. No se ve, no se escucha, pero es capaz de transformar la percepción y despertar sensaciones profundas.
El proceso de creación de un perfume sigue siendo un misterio para la mayoría. Con El arte de perfumar, Iruela quiere desvelar ese universo invisible y dar visibilidad a los profesionales que materializan una idea en un acorde olfativo.
Dentro de este proceso, el papel del evaluador de perfumes resulta esencial. Es la figura que traduce emociones en lenguaje olfativo, que interpreta las sensaciones y guía al perfumista para que la fragancia final conecte con quien la llevará.
La perfumista recuerda que no existe mejor momento para hablar de ello que la Navidad, una época en la que regalar perfumes se convierte casi en un ritual. "En Navidad todo huele a emoción. Regalamos perfumes sin saber que detrás de cada fragancia hay arte, ciencia y alma", explica.
Para Sandra Iruela, divulgar la perfumería artística es también abrir la puerta a entenderla como un elemento de bienestar y de identidad personal. Los aromas construyen vínculos con la memoria, acompañan procesos emocionales y refuerzan sensaciones de seguridad y pertenencia.
"Ha llegado el momento de hablar del perfume con el mismo respeto con el que hablamos de música o pintura. Perfumar es también un acto creativo", afirma.

Con más de veinte años de trayectoria, Sandra Iruela representa una visión contemporánea de la perfumería que une rigor científico, creatividad y sensibilidad emocional. Ingeniera química y máster en aromas y fragancias, comenzó su carrera en compañías como Dragoco, Puig y Mane, especializándose en evaluación y desarrollo olfativo.
En 2010 fundó SANDIR, su consultora de perfumería y marketing sensorial, desde donde asesora a marcas de distintos sectores en la creación de experiencias olfativas. Ha trabajado con firmas como Dior, Coty, Shiseido, Unilever, Reckitt, IKEA, Fluidra o Isdin.
Además, dirige desde hace más de una década la Escuela de Perfumería SANDIR, donde impulsa la formación de nuevos profesionales. La escuela ofrece programas accesibles para iniciarse en el sector, así como formación avanzada, incluido el primer curso en España homologado por la Universidad de Barcelona para Evaluador en Perfumería.
Como perfumista independiente, ha desarrollado su propia línea Iruela Fine Fragrances, inspirada en el Mediterráneo y en la relación emocional entre perfume y personalidad. Su fragancia Jasmin d'un Riad Marocain obtuvo el Premio del Público en el II Concurso Internacional de Perfumería de Teià (2020).
También participa como divulgadora en instituciones como la Universidad de Barcelona, la Facultad de Farmacia, CESIF o Beauty Cluster, promoviendo la cultura olfativa y defendiendo la perfumería como una forma de arte que trasciende lo puramente sensorial.