Un nuevo estudio sobre alimentación acaba de presentarse y en él se analizan los hábitos alimentarios de un grupo de estudiantes, de entre 6 y 17 años, para conocer si se alimentan 5 veces al día, realizan ejercicio de manera frecuente, si acuden o no al comedor y si consideran ...
Un nuevo estudio sobre alimentación acaba de presentarse y en él se analizan los hábitos alimentarios de un grupo de estudiantes, de entre 6 y 17 años, para conocer si se alimentan 5 veces al día, realizan ejercicio de manera frecuente, si acuden o no al comedor y si consideran que se están alimentando bien. El informe EnComCol ha sido llevado a cabo por el Grupo de Investigación en Alimentación, Nutrición, Ejercicio y Estilo de Vida Saludable-ImFINE de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en colaboración con Ipsos. En la muestra han participado 1.000 alumnos, de los cuales un 30% acuden al comedor y un 70% comen en sus casas. Preguntados acerca del número de comidas que realizan al día, un 81% de los que utilizan el comedor escolar aseguraron que comían 5 veces al día, frente al 73% que no utiliza este servicio. En el caso de los 6 a 11 años, esta cifra asciende al 84% en ambos casos. A pesar de que todos cenan, independientemente si van al comedor o no, existe un pequeño porcentaje de los que vuelven a ingerir un tentempié después de haber cenado. Un 6% de los niños y niñas de 6 a 11 años lo hacen, mientras que en el caso de los adolescentes esta cifra se incrementa hasta el 10%. Este valor preocupa en cierto modo a los expertos y consideran que este hábito no debería tomarse a la ligera: "ha sido una sorpresa descubrir que el 30% del grupo total consume algo antes de acostarse, creemos que este dato debería ser menor. Es algo que debemos analizar porque no sabemos si es realmente necesario este momento de consumo, y cuál puede ser su relación sobre los índices de sobrepeso u obesidad", señala el doctor Rafael Urrialde en la nota de prensa.
Por otra parte, un 47% tiene una percepción bastante saludable acerca de los productos con los que alimenta, valor que asciende al 48% en los que acuden al comedor y disminuye hasta el 46% en el caso de los que no lo hacen.
El comedor escolar se convierte en todo un ejemplo para guiar a los más pequeños y pequeñas hacia un estilo de vida más saludable. En este espacio pueden experimentar con la comida, probar alimentos que igual desconocían, llevar una alimentación completa, equilibrada, variada y saludable, convivir con otros alumnos y alumnas de su misma condición, aprender a compartir, a ser respetuosos con su entorno y con los que tienen delante. Además, favorece la socialización y no existen dispositivos electrónicos que los distraigan, ya que todos están en igualdad de condiciones. De igual manera, comer en casa también tiene sus ventajas porque las madres y los padres pueden controlar que lo que tienen sus hijas e hijos en el plato lo van a comer, hablar con ellos para saber cómo les ha ido el día o lo que les preocupa y se intercambian opiniones, ayudando a reforzar así el vínculo con sus progenitores. Además, se les involucra de algún modo en la elaboración de las tareas culinarias a la hora de poner la mesa, recogerla o incluso participando en la elaboración de la comida, y animándolos también a llevar unos patrones alimentarios más saludables.
Volviendo al estudio, otra de sus conclusiones que no se debe pasar por alto es que el 29% de los encuestados reconoce que come todos los días con la televisión puesta, mientras que un 28% manifiesta que no lo hace nunca. En lo que respecta a los niños y niñas de 6 a 11 años, un 27% introducen esta práctica en sus rutinas y un 32% de los adolescentes también la llevan a cabo. Urrialde lamenta que "…en el comedor escolar los niños aprenden a comer sin pantallas, pero ese hábito se pierde en casa al encender la televisión o usar otros dispositivos. Con ello, dejamos de lado uno de los valores esenciales de la dieta mediterránea: la socialización en torno a la comida…".
Además de los beneficios expuestos, los que acuden al comedor escolar no solo llevan un estilo de vida saludable, sino que fortalecen y ejercitan sus músculos y articulaciones de manera diaria. Asimismo, un 61% de los encuestados practica alguna actividad física entre 2 y 3 veces por semana, de los cuales un 63% es asiduo al comedor en comparación con el 61% que no lo es. Atendiendo a estas cifras, Marcela González-Gross, catedrática de Nutrición y Fisiología del Ejercicio en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la Universidad Politécnica de Madrid, directora del Grupo ImFINE de la UPM y presidenta de la Sociedad Española de Nutrición-SEÑ, apunta que esta práctica no solo se refleja en su "composición corporal", sino que va más allá "quienes practican actividad física con regularidad muestran menor tendencia al consumo de tabaco o alcohol y mantienen una alimentación más equilibrada. Son también más receptivos a comprender que la salud no depende de un solo hábito, sino del conjunto de todos ellos".
FOTO PRINCIPAL.: Foto de Land O'Lakes, Inc. en Unsplash.