Mujeres fuertes, mentes cansadas: así actúa la ansiedad funcional

J.Lizcano

La ansiedad funcional es un término que cada vez resuena más, especialmente entre mujeres que sienten que "pueden con todo", pero viven una batalla silenciosa para sostener ese rendimiento.

18/11/2025

A diferencia de la ansiedad tradicional, que suele asociarse a bloqueos, crisis o incapacidad para funcionar, la ansiedad funcional convive con un alto nivel de productividad. Desde fuera, quienes la padecen parecen organizadas, responsables, exitosas y siempre disponibles; por dentro, sin embargo, luchan con una presión constante, miedo al fracaso ...

A diferencia de la ansiedad tradicional, que suele asociarse a bloqueos, crisis o incapacidad para funcionar, la ansiedad funcional convive con un alto nivel de productividad. Desde fuera, quienes la padecen parecen organizadas, responsables, exitosas y siempre disponibles; por dentro, sin embargo, luchan con una presión constante, miedo al fracaso y una sensación permanente de no llegar a todo.

La ansiedad funcional es un tipo de ansiedad que no paraliza, sino que impulsa. Se manifiesta a través de un "modo automático" en el que la persona cumple, rinde y responde a todas sus obligaciones, pero lo hace motivada por una inquietud interna, un perfeccionismo intenso o un miedo a decepcionar. Es una ansiedad que se oculta detrás de agendas llenas, logros visibles y sonrisas tranquilas.

Quien la sufre rara vez da señales de alarma a su entorno. De hecho, muchos la ven como "la fuerte", "la que siempre puede", "la que lo tiene todo bajo control". Pero ese aparente equilibrio suele sostenerse sobre un desgaste emocional creciente.

¿En qué consiste y cómo se vive?

La ansiedad funcional funciona como un motor que nunca se apaga. Por un lado, permite mantener un alto desempeño; por otro, genera un estado de tensión constante que puede pasar desapercibido incluso para la propia persona.

Quien la experimenta suele vivir en un ciclo de autoexigencia: planear, hacer, revisar, anticipar, controlar. Hay una necesidad interna de cumplir con estándares elevados, muchas veces irreales, que provocan culpa o preocupación cuando algo no sale "perfecto".

Además, este tipo de ansiedad puede llevar a evitar el descanso. No porque no se quiera descansar, sino porque hacerlo se siente improductivo o incluso amenazante: aparece la inquietud de que algo queda pendiente o de que bajará el nivel habitual de rendimiento.

Síntomas más frecuentes

Aunque la ansiedad funcional se disfraza de normalidad, existen señales claras que pueden ayudar a identificarla:

- Tensión constante, incluso en momentos de calma.

- Dificultad para relajarse o desconectar mentalmente.

- Preocupación excesiva por el rendimiento, las responsabilidades o el futuro.

- Perfeccionismo y miedo al error.

- Autocrítica intensa y sensación de no ser suficiente, aun logrando mucho.

- Cansancio crónico o agotamiento emocional.

- Problemas de sueño, como insomnio o sueño poco reparador.

Es común que quienes la padecen no pidan ayuda porque creen que "no es tan grave" o porque sienten que no tienen derecho a quejarse, ya que "todo va bien".

¿Quiénes suelen padecerla?

Aunque puede afectar a cualquier persona, la ansiedad funcional es especialmente frecuente entre mujeres debido a varios factores:

- Sobrecarga de roles: trabajo, cuidado del hogar, crianza, vida social, familia… y la expectativa de hacerlo todo bien.

- Presión social: la idea de ser "supermujer", eficiente, fuerte y siempre disponible.

- Perfeccionismo aprendido: muchas mujeres han crecido con el mensaje de que deben ser impecables y no fallar.

- Falta de espacio emocional: se espera que gestionen, acompañen, cuiden y sostengan, dejando sus propias necesidades para el final.

También es común en mujeres con profesiones exigentes, madres primerizas, estudiantes brillantes o personas con alto sentido de responsabilidad.

¿Cómo abordarla?

Reconocerla es el primer paso. La ansiedad funcional no es un rasgo de personalidad ni una forma "natural" de vivir; es una señal de que el cuerpo y la mente necesitan descanso y cuidados.

Algunas estrategias útiles son, por ejemplo, practicar pausas reales durante el día; aprender a delegar y pedir ayuda; reducir expectativas propias y ajenas; trabajar el perfeccionismo; realizar actividades sin objetivo productivo: descansar, disfrutar y no "hacer"; o buscar apoyo profesional cuando la carga sea persistente.

La ansiedad funcional puede convivir con mucho éxito exterior, pero su costo emocional es alto. Hablar de ella es un acto de autocuidado y una invitación a vivir con más calma, autenticidad y compasión hacia nosotras mismas. Si te reconoces en estas líneas, recuerda: no estás sola, y mereces vivir sin esa presión constante que nadie ve pero que tú sientes cada día.

 

Mujer del Mes de Octubre: Neus Moya y su revolución con el calzado respetuoso
El aguacate en la menopausia: beneficios, recetas y cómo incorporarlo a la dieta
La maternidad sin estatus: por qué nuestra cultura no reconoce a las madres

Cookie Consent

This website uses cookies or similar technologies, to enhance your browsing experience and provide personalized recommendations. By continuing to use our website, you agree to our Privacy Policy