Cuando el sueño se convierte en un problema

El sueño nos permite reponernos del desgaste físico y mental que provoca la actividad que realizamos a diario.

08/09/2020

Dormir no es únicamente un placer, sino que es una necesidad básica, ya que, mientras nuestro cuerpo descansa, realiza funciones imprescindibles para el organismo, de regulación y recuperación. De hecho, deberíamos dedicarle, idealmente, un tercio del tiempo de nuestro día debido a la importancia que tiene dormir. Por lo que ...

Dormir no es únicamente un placer, sino que es una necesidad básica, ya que, mientras nuestro cuerpo descansa, realiza funciones imprescindibles para el organismo, de regulación y recuperación. De hecho, deberíamos dedicarle, idealmente, un tercio del tiempo de nuestro día debido a la importancia que tiene dormir. Por lo que los problemas de sueño, ya sean ocasionales o regulares, provocan un deterioro en nuestro estado físico, anímico y emocional. En la sociedad en la que vivimos, se trata de un trastorno habitual, pero puede combatirse, o al menos mejorar, con unos buenos hábitos de sueño y cambios en el estilo de vida.

Se considera que entre el 15 y el 30% de la población presenta alguna forma de insomnio. En la mayoría de los casos el insomnio es una manifestación secundaria de otra causa (ansiedad, depresión...), si bien, en otras ocasiones, las menos, se puede decir que se trata de un trastorno primario.

Tipología del insomnio

Los trastornos del sueño incluyen dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormido (insomnio, el problema más prevalente); quedarse dormido en momentos inadecuados (problemas con el ritmo del sueño); dormir demasiado (hipersomnia), y conductas anormales durante el sueño (parasomnias). Por ello, en función de sus características nos encontramos varios tipos de insomnio:

- Insomnio de conciliación. Se caracteriza por la dificultad para iniciar el sueño. Suele relacionarse con estados de hipervigilancia o ansiedad.

- Insomnio de mantenimiento (desvelos o despertares frecuentes). Es muy frecuente en las personas mayores, y consiste en que el sueño se interrumpe con frecuencia durante periodos más o menos prolongados. También puede estar relacionado con ansiedad aguda o transitoria, estado depresivo oculto o necesidad de orinar.

- Despertar precoz. Quienes lo padecen refieren despertarse antes de lo que lo hacían anteriormente sin posibilidad (o con dificultad) de volver a conciliar el sueño. Suele asociarse con la edad y, en ocasiones, con la mala utilización de somníferos.

Hay que tener en cuenta que existen muchos factores que intervienen en la aparición y mantenimiento del insomnio. Los factores desencadenantes más comunes son el sexo femenino, la edad, los factores genéticos, las situaciones que inducen estrés, el estado de salud, los tratamientos farmacológicos, los factores ambientales y el cambio de usos horarios.

¿Qué tipos de insomino existen?

Los trastornos del sueño se solucionan con medidas correctoras del estilo de vida y una indicación de pautas de higiene del sueño. Pero, en ocasiones, el insomnio y los trastornos del sueño duran más de lo que se desearia. Por ello, podemos clasificar y tratar el insomnio en función de su duración:

- Transitorio. Dura unos pocos días y luego desaparece. Se suele dar en situaciones puntuales que generen estrés, como un viaje, un examen o los días previos a una operación.

- De corta duración. Dura menos de un mes y suele estar causado por un tipo de estrés o hiperexcitación más prolongado que en el transitorio, como un fallecimiento o problemas económicos.

- De larga duración. Cuando se prolonga durante más de un mes. Suele ser más difícil discernir las causas: puede tratarse de un insomnio crónico vinculado a otras enfermedades o patologías subyacentes, o puede ser por problemas relacionados con los medicamentos.

Por último, podemos señalar que, en determinadas situaciones, será necesario aconsejar (por un periodo más o menos corto) algún medicamento de indicación farmacéutica (fármacos con antihistamínicos H1, tipo difenhidramina y doxilamina) o bien complementos alimenticios (a base de fitoterápicos o melatonina) que puedan ayudar a conciliar el sueño y mejorar el descanso. Asimismo, las plantas medicinales son una muy buena alternativa, ya que no tienen efectos secundarios.

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