Entretenida y original, hacer planes los fines de semana con la pareja, la familia o los amigos para ir a recolectar setas se ha convertido en una de las actividades más placenteras que proporciona la época del año en la que nos encontramos. Una escapada al monte para practicar la ...
Entretenida y original, hacer planes los fines de semana con la pareja, la familia o los amigos para ir a recolectar setas se ha convertido en una de las actividades más placenteras que proporciona la época del año en la que nos encontramos. Una escapada al monte para practicar la micología amateur que debe hacerse con todas las precauciones adecuadas. Porque, como decíamos anteriormente, si no se sabe distinguir las setas comestibles de las que no lo son, la excursión también puede convertirse en una experiencia muy peligrosa. En nuestro país tenemos una amplia variedad de setas y hongos, tanto de los apetitosos que se pueden degustar en guisos o salteados hasta aquellos otros que nos pueden llegar a intoxicar e, incluso, matar. Por eso, toda atención es poca a la hora de recoger setas y asegurarnos al 100% y con total seguridad que lo que hemos recolectado es apto para nuestro consumo.
Así, algunas recomendaciones generales para que nos evitemos un disgusto en el momento de nuestra excursión favorita pasan por tener en cuenta dos aspectos fundamentales: evitar setas con puntos blancos en el sombrero, olvidarnos de las setas con sombrero y raíz rojos, así como no coger setas que tengan una especie de falda o red en la raíz.

Algunas de las comestibles más comunes en España son las siguientes:
Boletus: típicos hongos tradicionales, que en alguna parte de la geografía, como en la zona de Soria, se les conoce como "Migueles".
Níscalos: su característica principal es su color anaranjado y suelen encontrarse sobre todo en pinares.
Setas de cardo: Se trata de la variedad más típica del otoño. Son de tamaño pequeño, por lo general, y necesitan mucha lluvia para salir.
Rebozuelos: muy fáciles de reconocer ya que tienen forma de trompeta.
En cuanto a las setas venenosas que más proliferan en nuestros montes destacan:
Amanita phalloides: culpable del elevado índice de intoxicaciones que se producen en nuestro país. Puede matar a una persona en cuestión de horas.
Amanita muscaria: conocida como la seta de los gnomos de los dibujos, no debemos dejarnos engañar por su apariencia. Produce efectos neurotóxicos graves.
Amanita verna: setas de primavera que no hay que confundir con champiñones. Sus efectos son letales.
Boletus satanás: su ingesta puede provocar fiebre y vómitos.

A la hora de lanzarnos a por setas y, sobre todo, teniendo en cuenta que cada vez hay un mayor número de personas a las que les gusta la micología amateur, debemos de ser conscientes de que este exquisito manjar, si no lo cuidamos, puede desaparecer de nuestros montes. Por eso os proponemos una serie de consejos a tener en cuenta:
– No cortar o arrancar las setas que no vayamos a utilizar, así como evitar pisar aquellos hongos que no queremos llevarnos.
- No abusar de la recolección. Llévate solo aquellas que vayas a consumir, así permites que otras personas puedan disfrutar de este manjar.
– Muchas setas están debajo de arbustos, ramas y vegetación. Por eso es recomendable llevar un bastón para buscar entre las ramas sin necesidad de romper toda la vegetación. Corta con un cuchillo la parte baja del tallo cuando las recolectes, así que destrozarás ni la seta ni el entorno.
- Se trata de alimentos que deben consumirse de inmediato, así que cuando llegues a casa no las guardes durante mucho tiempo en el frigorífico.
- Lo ideal es guardarlas en una cesta cuando vayas a por setas. Así, por el camino, pueden caer esporas al suelo y estarás ayudando a sembrar nuevas setas para el futuro.