El hecho de que varias localidades y Comunidades Autónomas hayan solicitado la opción de llevar a cabo un confinamiento de 15 días de su población está motivando que el runrún de un nuevo confinamiento a nivel estatal corra como la pólvora. Ante estación situación, la desazón de los ciudadanos va ...
El hecho de que varias localidades y Comunidades Autónomas hayan solicitado la opción de llevar a cabo un confinamiento de 15 días de su población está motivando que el runrún de un nuevo confinamiento a nivel estatal corra como la pólvora. Ante estación situación, la desazón de los ciudadanos va en aumento. Sobre todo, cuando se les cruza por la cabeza la idea de tener que volverse a encerrar en casa (en ocasiones, en hogares de pequeñas dimensiones), y abastecerse de papel higiénico y levadura.
Según los expertos, los ciudadanos ya han empezado a subjetivar esa posibilidad, es decir, a interiorizarla. Por lo que el posible escenario de un nuevo encierro provoca tres emociones bien diferenciadas: tristeza y cansancio; inhibición social y desconfianza en los demás; y, por último, rabia e irritabilidad por volver a una situación ya vivida y en la que no se aprecia la luz al final del túnel.
Eso sí, aunque te suene raro pensarlo, contamos con una ventaja. Y es que afrontamos algo que ya hemos vivido, que ya conocemos y para la que disponemos de herramientas (propias, adquiridas o emuladas), para solventar esta situación de la mejor manera posible. No hay una respuesta similar ni homogénea, puesto que cada persona "es un mundo" y cada uno afronta las dificultades y los retos de manera diferente, según su forma de vivir, su educación, su estilo de vida o cómo se maneja con las vicisitudes.
Los efectos negativos de la pandemia de la Covid-19 y el posterior confinamiento en casa, no solo tuvo repercusión sobre la economía. Un elevado número de personas sufrieron síntomas como ansiedad, depresión, apatía y estrés postraumático, ya que la salud mental se vio muy afectada debido a la falta de socialización y al no poder seguir la rutina habitual a la que estábamos acostumbrados. Sobre todo en un país mediterráneo como el nuestro, al que le gusta el contacto con los demás, las conversaciones con amigos o familia alrededor de unas cervezas y una buena comida, y el bullicio de la calle y la gente.
Por eso te mostramos algunas claves para afrontar esta situación (en caso de que se produjese):
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