Cuando acudes a la capital de Reino Unido es parada obligada visitar uno de estos emblemáticos espacios de color rojo y de dimensiones reducidas. La primera de ellas, conocida como caja de K2, fue diseñada por Sir Giles Gilbert Scott en 1924. Parece ser que el artista se inspiró en ...
Cuando acudes a la capital de Reino Unido es parada obligada visitar uno de estos emblemáticos espacios de color rojo y de dimensiones reducidas. La primera de ellas, conocida como caja de K2, fue diseñada por Sir Giles Gilbert Scott en 1924. Parece ser que el artista se inspiró en el Soane Memorial situado en la St Pancras Old Church para recrear el techo abovedado de la cabina. Gracias a este diseño se alzó con el premio de la Comisión Real de Bellas Artes. Su creador quería que se pintasen de color plateado y acero, pero la oficina de correos se decantó por el rojo, tal y como conocemos hoy, según señala el artículo de dailymail.co.uk
Su antecesora fue la K1, un kiosco telefónico con techo triangular y forma cuadrada en color blanco y rojo, a partir de ahí tras el modelo K2 de Sir Giles Gilbert Scott fueron surgiendo otros hasta dar lugar al que conocemos hoy en día. De hecho, en 1935 le encomendaron que realizará un nuevo diseño de cabina con motivo del Jubileo de Plata de la coronación del rey Jorge V, que dio lugar a la K6. Esta presenta un techo abovedado, con planta rectangular y con tres de sus lados acristalados. Con el paso del tiempo esta auténtica revolución comunicativa situada en el espacio público estaba condenada a desaparecer con la llegada de los teléfonos móviles y smartphones, pero basta que se aplique un poco de ingenio para recuperar su legado dándole la oportunidad de servir como escaparate turístico manteniendo intacto su aspecto exterior y por otra parte otorgándole una nueva funcionalidad.
En la actualidad, pasear al lado de estas cabinas telefónicas puede ser toda una sorpresa, ya que podemos estar ante las de siempre o descubrir novedosas facetas. Así, en tu visita puedes encontrarte con una reconvertida en una tienda que repara móviles, una pequeña oficina en la que el profesional tiene todo lo necesario para arreglar los terminales y está a la vista de todos los viandantes, tal y como recoge Nacho Z en su perfil de YouTube. Pero también hay otras ideas ingeniosas para poner en valor a estos habitáculos. Ahí van algunos ejemplos: Walkmisú, un punto para la venta de tiramisú de diferentes sabores acompañado de café para llevar, Lewisham Micro Library un proyecto para trasladar la biblioteca a estos espacios de comunicación, en el que poder consultar, adquirir o intercambiar libros o Solabox, una estación de recarga de teléfonos a través de energía solar.
Hay quien va más allá y aprovecha estos lugares para incorporar un cajero automático, o hasta valerse de dos cabinas para dar forma a Amar Café, especializado en café colombiano. Sea como fuere, es una estupenda idea para transformar un espacio existente en uno nuevo, pero sin acabar con su historia.
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