En este nuevo escenario, surge una tendencia clara: el turismo del sueño. Una forma de viajar que no gira solo en torno al destino, sino también - y, sobre todo- a cómo se descansa en él. Lejos de ser una moda pasajera, esta tendencia responde a una necesidad creciente: reconectar con ...
En este nuevo escenario, surge una tendencia clara: el turismo del sueño. Una forma de viajar que no gira solo en torno al destino, sino también - y, sobre todo- a cómo se descansa en él.
Lejos de ser una moda pasajera, esta tendencia responde a una necesidad creciente: reconectar con el cuerpo, ralentizar el ritmo y encontrar espacios que favorezcan el descanso de verdad. La experiencia de dormir se convierte así en el centro del viaje, y el alojamiento, en un santuario de desconexión profunda.
"En muchos de los hoteles más refinados del mundo, se está redefiniendo lo que significa dormir fuera de casa. La elección de la cama ha dejado de ser un simple detalle técnico o estético; ahora representa una declaración de principios. Una cama ya no es solo un mueble, sino una inversión en salud, bienestar, belleza y tranquilidad", afirma Diego del Cid, Store Manager de Hästens Madrid, firma sueca con más de 170 años de historia dedicada al arte del descanso.
En ese sentido, nombres como Hästens -construidas de forma artesanal, sin materiales sintéticos y pensadas para favorecer un descanso profundo y natural- empiezan a formar parte del equipamiento imprescindible de alojamientos donde el confort no se negocia.
Desde refugios en los Alpes hasta fincas mediterráneas y hoteles urbanos con vocación de retiro. A continuación, una selección de espacios para disfrutar en vacaciones y en los que dormir bien no es solo una promesa: es parte esencial del viaje:
Cada vez más hoteles comprenden que el verdadero placer de viajar en las vacaciones no se encuentra solo en una buena vista, un menú degustación o una sala de masajes, sino en la calidad de dormir. El turismo del sueño ha llegado para instalarse, y con él, una nueva forma de entender la hospitalidad: más consciente, más sensorial y mucho más reparadora.