7 errores al viajar que también cuentan como experiencia

J.Lizcano

El verano va llegando a su fin y con él nos queda una maleta llena de recuerdos, anécdotas… y sí, también de errores que cometimos durante nuestros viajes. Porque, seamos sinceras: por mucho que planifiquemos, siempre hay algo que sale distinto a lo esperado.

31/08/2025

Pero ahí está la magia de viajar: aprender de cada experiencia, reírnos de lo que salió mal y crecer un poquito más en el camino. Por eso, hoy vamos a compartir algunos de esos errores que muchas hemos cometido (o seguiremos cometiendo), y las lecciones que nos dejan para futuros ...

Pero ahí está la magia de viajar: aprender de cada experiencia, reírnos de lo que salió mal y crecer un poquito más en el camino. Por eso, hoy vamos a compartir algunos de esos errores que muchas hemos cometido (o seguiremos cometiendo), y las lecciones que nos dejan para futuros viajes.

1. Llenar la maleta "por si acaso"

Ese vestido que nunca usamos, los zapatos que solo combinaban con una prenda, o incluso la plancha de pelo que no salió de la maleta. El error clásico de cualquier viajera es llevar demasiado. ¿La consecuencia? Maletas pesadas, dolores de espalda y un estrés innecesario al buscar algo entre tanto equipaje.

Lo aprendido: menos es más. La próxima vez, pensar en looks versátiles, tejidos cómodos y, sobre todo, recordar que siempre se puede lavar ropa o incluso comprar algo en destino.

2. No revisar bien los documentos

A más de una le ha pasado: llegar al aeropuerto y darse cuenta de que el pasaporte está caducado, que falta una autorización para menores o que no tenemos la tarjeta de embarque descargada.

Lo aprendido: hacer un checklist antes de salir. Pasaporte vigente, DNI, tarjetas, reservas de hotel y vuelos en el móvil (y una copia en papel, por si acaso). Parece obvio, pero es fácil pasarlo por alto en medio del entusiasmo.

3. Depender demasiado de la tecnología

El móvil es nuestro mapa, nuestra guía de restaurantes, nuestro traductor y hasta nuestro despertador. Pero… ¿qué pasa cuando se queda sin batería o no hay cobertura? Perdernos en una ciudad desconocida puede ser una aventura, sí, pero también una fuente de ansiedad.

Lo aprendido: llevar siempre una batería externa, descargar mapas y tener la dirección del alojamiento apuntada en un papel. A veces lo más básico es lo más seguro.

4. Sobreplanificar el viaje

Hay quien llena el itinerario con 10 cosas por día: museos, excursiones, restaurantes, mercados… hasta que la experiencia se convierte en una maratón agotadora. En lugar de disfrutar, acabamos corriendo de un lugar a otro.

Lo aprendido: dejar espacio para la improvisación. Los mejores recuerdos muchas veces nacen de un paseo sin rumbo, de entrar en una cafetería escondida o de quedarnos un rato más en esa playa que nos enamoró.

5. Olvidar lo esencial

El cepillo de dientes, el protector solar o el adaptador de enchufes son pequeños detalles que, si se olvidan, nos complican más de lo que creemos. Y aunque se puedan comprar en destino, a veces es justo lo que necesitamos al llegar.

Lo aprendido: hacer una lista práctica y revisarla antes de cerrar la maleta. Una bolsita con básicos de higiene y salud (medicamentos incluidos) puede salvarnos de más de un apuro.

6. No cuidar la salud en el camino

Saltarse comidas, beber poca agua o exponerse demasiado al sol son errores muy comunes. ¿El resultado? Insolaciones, mareos o esa típica "bajada de energía" justo cuando más queremos disfrutar.

Lo aprendido: escuchar al cuerpo. Comer ligero pero nutritivo, hidratarse bien y llevar siempre un pequeño botiquín con lo necesario. El viaje se disfruta mucho más cuando estamos al 100%.

7. Olvidar la parte cultural

Un error frecuente es no informarnos sobre las costumbres locales. Algo tan simple como la forma de saludar, el código de vestimenta o las propinas puede hacer la diferencia entre integrarnos o destacar como turistas despistadas.

Lo aprendido: investigar un poco antes de viajar, leer blogs, ver vídeos o incluso preguntar a gente que ya estuvo allí. Mostrar respeto y curiosidad siempre abre puertas y sonrisas.

Al final, no son errores, son historias. Y cuando nos olvidamos cosas, cargamos de más, nos perdimos o cometimos despistes, al mirarlo con perspectiva, cada error se convierte en anécdota, cada tropiezo en aprendizaje y cada viaje en una versión más ligera y sabia de nosotras mismas.

Porque lo mejor de viajar no es que todo salga perfecto, sino que cada experiencia -buena o no tanto-, nos hace mejores viajeras. Y lo más importante: siempre nos quedará el entusiasmo de planear el próximo destino, esta vez con una maleta más ligera y un corazón más abierto.

 

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